Ante una ruptura como en otros aspectos de la vida, hay multiplicidad de posturas y todas son respetables, cada un@ que haga lo que quiera o pueda con su vida.
En las parejas con FOBU, nombre que se le da al miedo a romper con la pareja, predominan un grupo de emociones muy fuertes y a veces difíciles de gestionar.
Entre ellas, las más bloqueadoras y paralizantes son: el miedo, la pena y angustia, y las culpas.
Los temores hacen que afloren todo tipo de inseguridades, a quedarse uno peor, a que los hijos no vean a sus padres, a cambiar de idea, a la soledad, a la impotencia de no poder organizar uno solo su propia vida, la educación de los hijos... Y muchos otros factores que anticipan problemáticos...
Toda la situación se puede convertir en un periodo de sufrimiento y la gente prefiere tener una vida en la que no haya mucho dolor, así es que cuando anticipan tanto drama, hacen todo lo posible por evitar la separación.
Por otro lado la influencia de las culpas en los humanos, suele ser desestructurante, les estimula el arrepentimiento, la sensación de equivocación y les conduce a pensar que toda la relación de pareja fue un fracaso.
Por ello, el FOBU, en algunas personas les lleva a pensar que todo lo que se presentará cuando se separen, será mucho peor de lo que hoy viven.
Estas personas sufren entonces de las dos maneras, tanto por quedarse en una relación donde ya murió el amor, como pensando en un futuro muy dramático y negativo...