Están ya demostrados desde
hace tiempo los beneficios del deporte para la salud general, e igualmente para
la salud sexual. Disfrutar de una vida erótica de calidad, requiere de algunas
condiciones que la enriquecen, “mens sana in corpore sano”.
Si el buen estado
de ánimo, la satisfacción por la vida y la pareja importan, también es
imprescindible una disposición, el deseo, la intención, como dice el Dr Wayne
W. Dyer en su libro “El poder de la intención”.
Unas circunstancias perfectas
para las relaciones tal vez no existan. Por ello dando un paso más y
diseñando unas cuantas estrategias, se consigue mejorarlas.
En el caso del
deporte, favorece a la persona en múltiples aspectos para una sexualidad
satisfactoria, y conviene incluirlo y darlo valor en las vidas. El deporte
incrementa la sensación de bienestar al producir un efecto de euforia, mediante
la liberación de endorfinas e incrementarse el deseo sexual en ambos sexos, con
el aumento de la producción de testosterona.
La sexualidad mejora especialmente
también por las endorfinas que actúan como neuromoduladores y ello contribuye a
mejorar el flujo sanguíneo, por un lado y además eleva el estado de ánimo y la
euforia que predispone a una mejor comunicación y relación de
pareja.
Entre los deportes más recomendados se sugieren las prácticas
aeróbicas como caminar, correr, nadar, subir escaleras, bailar, remar, tenis,
esquiar, paddle, squach, entre otros, unas tres veces por semana, incluso se
pueden combinar algunos más intensos un día, con otros más suaves otros días y
siempre en función de edades y estado físico.
Por otro lado interesa eliminar
los tóxicos, alcohol, tabaco, drogas, y cuidado con los medicamentos
inhibidores de la libido. Sí es cierto que grandes deportistas pueden sufrir
problemática sexual como cualquier ciudadano, fobias, crisis de identidad
sexual, conflictos con la pareja, disfunción eréctil, eyaculación precoz,
vaginismo, disminución del deseo, anorgasmia.
También hay gente que sufren
patologías sexuales, y realizan los deportes de forma compulsiva, forzándose en
los gimnasios a toda máquina, canalizando así su potencial, y luego en las
relaciones íntimas se sienten extenuados, evitándolas en lo posible.
En
estos casos de personas con patologías lo más recomendable sería tratarlo y
solucionar. Es cierto, excesos aparte, que una vez más en la vida, mantener un
equilibrio, resulta de lo más saludable. Y es precisamente la contribución del
deporte al bienestar psicológico general lo que a su vez interviene en el
mantenimiento de las relaciones sexuales de calidad.
Actúa como un factor
anti-estrés, contribuye a mejorar los estados depresivos, relaja los bloqueos
de las personas con patología ansiosa y fóbica y contribuye a mejorar la imagen
corporal, la seguridad y la confianza en uno mismo.
Y en lo concerniente al
encuentro sexual en sí mismo, una persona que regularmente hace deporte, tiene
una mejor respiración y circulación sanguínea, una tonicidad corporal mayor,
una elasticidad y una resistencia que todo ello a su vez son esenciales y
necesarias para mantener la dinámica que completa una sexualidad más
apasionada, excitante y satisfactoria para los participantes.
Fluyen el cuerpo
y la mente y se crea un erotismo de más alto nivel. En el caso de personas
sedentarias sería oportuno que desarrollasen el amor al deporte, y gradualmente
ir practicando, ya que puede ocurrirles como a esas personas que sin
desarrollar su sentido del gusto o del olfato, aunque tengan ante sí manjares
exquisitos al no haber cultivado esos sentidos, no lo pueden apreciar y valorar
con el alcance que ello se merece.
Conviene recordar que las relaciones íntimas
(junto a otros aspectos esenciales de la vida), es la mejor terapia para una
multiplicidad de aspectos vitales y factor esencial para la salud personal y la
relación de pareja.