La gente es así, a veces, controladores y dominantes, en función de algún tipo de educación que les ha influido desde pequeños en esa dirección.
Unas veces ha sido por tener una educación estricta, con múltiples prohibiciones y sin haberse sentido queridos, incluso si se les ha dejado mucho tiempo solos...
Otras veces se vuelven exigentes con los demás cuando han tenido una vida opuesta, llena de caprichos y sin límites.
Tener en cuenta que no siempre los mismos ambientes en los que se ha vivido, producen los mismos efectos en diferentes sujetos.
En todo caso cuando una persona dominante necesita y desea mejorar, tiene que controlar su impulsividad y proponerse respetar al otro, incluso intentar por todos los medios ponerse en su lugar.
Escuchar y atender en profundidad, observando sus gestos y comprendiendo su mensaje, más allá de las palabras literales...
Aceptar que uno nunca puede gustar a todo el mundo, se trata de aprender y circular, detrás de toda ruptura hay más vida. Esforzarse por entender a los demás y comprometerse con tener una vida interesante.
Lo mejor para ser feliz, en muchos casos no es la pareja, sino la autorrealización humana. Si tienes tus propias pasiones que configuran una vida valiosa, nadie te la puede llevar, aunque te dejen, puedes continuar con tu maravilloso trabajo (si es que te gusta), o con tus aficiones y amigos.
No apostar toda tu vida y tu futuro a un amor...! Puede tener muchos vaivenes... y tú... sufrir las consecuencias...