Las disfunciones, según Masters y Jhonson son transitorias y tienen tratamiento con un porcentaje de solución de más del 80%. Aproximadamente entre el 40% al 60 % de las mujeres, sufre alguna disfunción, siendo las más comunes, la falta de interés por lo relacionado con el sexo, y en otros muchos casos, padecen problemas en el momento de la excitación. Entre los hombres, aproximadamente el porcentaje de disfunciones alcanza sobre un 40%, la más frecuente es la eyaculación precoz seguida por problemas de erección.
En general existen varios tipos de disfunciones, siendo más frecuentes: los trastornos del deseo sexual o anafrodisia; los trastornos de la excitación sexual, como la disfunción eréctil, y en el caso de la mujer, inhibición del deseo sexual. En los trastornos del orgasmo, algunas personas padecen de la ausencia de orgasmo, anorgasmia; eyaculación precoz en hombres, o ausencia de eyaculación. Y los trastornos por dolor, más frecuentes en la mujer y que se presentan durante el coito (dispareunia), siendo estos al inicio, durante o al final; y vaginismo.
Los sujetos vivencian con mucha preocupación, angustia y miedos, los aspectos relacionados con su sexualidad, máxime si son conscientes de que sufren algún problema, ello suele acomplejar bastante a las personas e interfiere esencialmente en la comunicación. Por ello en muchas ocasiones rechazan intimar con posibles parejas para evitar así confrontarse con su sufrimiento. En otras ocasiones les desencadena depresiones, obsesiones u otros comportamientos de evitación, ingesta de alcohol y otras sustancias.
Existe una amplitud de factores causales y que mantienen la disfunción, en cada caso, según sus peculiaridades: problemas de comunicación, abusos sexuales en la infancia, traumas, culpas, ansiedad, depresión, adicciones, al juego, internet, alcohol, sustancias legales e ilegales, tabaco. Medicaciones. Obsesiones, fobias, trastornos de la alimentación, crisis de pareja, problemas interpersonales, fracasos en relaciones anteriores, fallecimiento de algún ser querido, estrés, síndrome de estar quemado, acoso psicológico, falta de confianza en sí mismo, inseguridades, miedos, quedarse sin trabajo, fracaso en la consecución de otras metas. Problemas médicos: endocrinos, hormonales, enfermedades congénitas, lesiones, circulación, tumores.
En las relaciones de pareja, sufrir alguna disfunción de las mencionadas, u otra problemática psicosexual y no tratarla, les lleva a situaciones muy complicadas como puede ser el deterioro progresivo de la relación, el distanciamiento, y el encuentro de relaciones fuera. Y esto puede fácilmente derivar en separaciones. El proceso de deterioro suele ser específico de cada pareja, aunque lo más probable es que en múltiples ocasiones se va produciendo una habituación, ambos saben que aquello no funciona, hay silencios, y la comunicación conjunta falla, pero viven sumidos en el día a día perdiendo horizonte. Esta situación puede durar semanas, meses, años. Con el transcurrir del tiempo algún miembro de la pareja, como es natural, lo siente de forma diferente y en muchas ocasiones, bien por internet, bien por algún compañero de trabajo, o amigo, o sencillamente porque toma conciencia de lo que ocurre y quizás es ya demasiado tarde. Existen muchas parejas que después de tiempo sin relaciones manifiestan su frialdad hacia el otro, distanciamiento y total pérdida de interés.