Hoy he estado leyendo el último libro de Wayne W. Dyer (sí, el de Tus
zonas erróneas), titulado Piensa diferente, Vive diferente (Stop the
excuses! How to change lifelong thoughts). Nos propone cambiar, si queremos, de
creencias, y acabar con las excusas (me ha hecho gracia la frase de Chico
Marx con la que empieza el libro; cuando su mujer le pilló besando a una
corista, respondió: “No estaba besándola; estaba susurrándole en la boca”).
Para aquellos que decimos (o creemos) que “no podemos cambiar nuestra
biología”, Wayne Dyer cita a Bruce Lipton (La biología de las
creencias): “Tus percepciones tienen el poder de cambiar tu constitución
genética; tus creencias pueden cambiar tu biología”. “Al cambiar lo que creo,
cambio lo que soy” (James Allen). Respecto a las programaciones tempranas, otra
gran excusa (el condicionamiento familiar y cultural), el autor cita a Richard
Brodie en su obra Virus of the mind, el concepto de “meme”: “una idea,
creencia o actitud de la mente que se puede propagar a y desde las mentes de
otras personas”. Acuñado por el biólogo de Oxford Richard Dawkins (El gen
egoísta), el meme entra en nuestras mentes por imitación y determina nuestras
conductas. Como un virus. Pero depende de nosotros elegir unos memes u otros.
“Nuestra vida es lo que nuestros pensamientos le hacen ser” (Marco Aurelio).
Adiós a las grandes excusas, nos propone Dyer. Tenemos una mente consciente
creativa, y una inconsciente o habitual. Según Tor Norretranders (The User
Illusion), la mente subconsciente procesa millones de estímulos ambientales por
segundo, en tanto que la consciente apenas unas pocas docenas. Para reprogramar
y orientar nuestras vidas, hemos de cambiar de hábitos. “Un hábito es un
hábito, nadie puede tirarlo por la ventana; hay que empujarlo escalera abajo
peldaño a peldaño” (Mark Twain).
“Toda ampliación del conocimiento llega a base de hacer consciente lo
inconsciente” (Friedrich Nietzsche). El autor nos presenta un catálogo de las
18 excusas más utilizadas (será difícil, va a ser arriesgado, va a tardar mucho
tiempo, habría un drama familiar, no me lo merezco, no es mi forma de ser, no
me lo puedo permitir, nadie me va a ayudar, nunca ha ocurrido antes, no soy lo
bastante fuerte, o lo bastante listo, o soy demasiado mayor o joven, las reglas
no me lo permitirán, es demasiado ambicioso, no tengo tanta energía, la culpa
es de mi historia familiar personal , estoy demasiado ocupado y me da mucho miedo).
“Nada es tan temible como el miedo” (Thoreau), pero todo lo que sea miedo no
puede ser amor.
En la segunda parte del libro, Dyer nos propone siete principios: el conocimiento (“Pensar sin conocimiento es el principal problema de la existencia humana”, Eckhart Tolle), la sintonía (todas las excusas son malas sintonizaciones; la sintonía es el conocimiento en acción), el ahora (el ego es un falso yo que cree en su aislamiento), la contemplación (“La contemplación es la forma más elevada de actividad”, Aristóteles), la disposición (aceptar nuestra responsabilidad), la pasión (el entusiasmo vence a las excusas; es “in-spiritu” o inspirador) y la compasión (“La auténtica compasión es más que echar una moneda a un mendigo… es comprender que un edificio que produce mendigos tiene que reestructurarse”, Martin Luther King; es la voluntad de servicio).
En la segunda parte del libro, Dyer nos propone siete principios: el conocimiento (“Pensar sin conocimiento es el principal problema de la existencia humana”, Eckhart Tolle), la sintonía (todas las excusas son malas sintonizaciones; la sintonía es el conocimiento en acción), el ahora (el ego es un falso yo que cree en su aislamiento), la contemplación (“La contemplación es la forma más elevada de actividad”, Aristóteles), la disposición (aceptar nuestra responsabilidad), la pasión (el entusiasmo vence a las excusas; es “in-spiritu” o inspirador) y la compasión (“La auténtica compasión es más que echar una moneda a un mendigo… es comprender que un edificio que produce mendigos tiene que reestructurarse”, Martin Luther King; es la voluntad de servicio).
Finalmente, siete ideas básicas para eliminar las excusas:
- Eliminar todas las etiquetas.
- Conversar con nuestra mente subconsciente
- Empezar a practicar la atención (mindfulness)
- Comprometernos a superar la inercia
- Utilizar el poder de las afirmaciones (por ejemplo, “Aquel a quien toca el amor no camina a oscuras”, Platón)
- Vivir en un universo que te apoya y te ayuda
- No quejarnos, no explicar
Interesante para los procesos de desarrollo personalizado (Coaching) este libro
sobre las excusas, las creencias y la forja de nuevos y mejores hábitos.