miércoles, 14 de diciembre de 2011

ESTADO DE SHOCK



Angustia, ansiedad, estrés, impotencia, rabia, depresión, es el estado en el que se encuentran muchos padres al saber que a su hijo le gustan los chicos y/o a su hija las chicas. Una de las situaciones altamente desestructurantes por las que en la actualidad pasan muchos padres y madres. El número de gays y lesbianas, ha aumentado considerablemente. El cine, la televisión, el arte y la vida en general, lo evidencian. 

Si bien los padres saben que cuando se trae a un hijo al mundo, se es un protector-mediador para educarlo, para que crezca y evolucione y ayudarlo con cariño y amor a que sea él mismo con todo su potencial y que desarrolle su personalidad, también sería necesario que se aprendiera a aceptarlo respetando su sexualidad y a quererlo y amarlo incondicionalmente. El golpe emocional que sufren muchos padres al saberlo, les lleva directamente a la consulta del psicólogo o del psiquiatra, en el mejor de los casos. No es fácil para los progenitores imaginar a su hija besándose y abrazándose con otra mujer o a un hijo manteniendo igualmente, relaciones íntimas con otro hombre. En la mayoría de los casos se les retuercen las entrañas, se les encoge el corazón, se les pone un nudo en el estómago y muchas lágrimas en los ojos. Es por ello por lo que conviene tratar este estado de shock con un profesional, en los casos en los que personalmente uno no se pueda recuperar. Sobre todo porque el hijo necesita del amor de sus padres, y comprobar que ese amor esté por encima de cualquier circunstancia. 

En ocasiones los padres desarrollan un proceso de ira y cólera y arremeten contra los hijos, ante la impotencia que sienten por la situación que la vida les ha traído. Otros muchos padres sienten que por ellos les daría más igual, es el daño que les supone el haber escuchado en tantos momentos el desprecio y la marginación que se aplica a estas personas, y sufren por ellos. Los padres que en general quieren tanto a sus hijos, les duele en su corazón, las situaciones a las que estos se tengan que enfrentar. Precisamente esta ya es otra época. Ahora en las clases de adolescentes, ya es familiar entre los jóvenes, tener compañeros gays y lesbianas y los estudiantes lo toman como otras opciones, como algo normal. Su naturaleza es así y se precisa respetarla. Se encontraron con ello en su propio crecimiento, por múltiples factores. Y precisamente no se trata de que el padre o la madre se culpen, sino de quererlos lo más posible, dadas las situaciones de exclusión y o marginación que a veces ocurren. De hecho, viven en un mundo donde hay todavía gente que les insulta, se ríen y hacen chistes. Como personas que son, con su inteligencia, sentimientos, emociones, sensibilidad, capacidad de trabajo y de contribución a la sociedad, socialmente se precisa de una actualización y puesta al día de esquemas mentales en la gente, para no herir y en el caso de los padres, para brindarles el apoyo y la consideración que merecen por encima de su condición sexual. 

Es tan urgente el cambio de mentalización en la sociedad actual, que se transforma velozmente, que más que nunca el estancamiento en esquemas del pasado conlleva un costosísimo sufrimiento. Y es necesario ese cambio para terminar también con otros dramas que se viven diariamente, en parte como consecuencia de lo mencionado anteriormente. Y es la violencia domestica y el acoso psicológico, que se producen en muchas ocasiones en parejas en las que uno de los dos tenía la sexualidad equivocada. Cuantos hombres están casados, con hijos, otros separados, que en realidad son gays y por la presión social, o por no saberlo claramente, se casaron con la pareja equivocada y acaban con violencia y maltrato. En esos casos las mujeres no lo supieron a tiempo y su vida ha sido y es, un drama.