En conjunto, los humanos se mueven hacia la consecución de aspectos de los cuales carecen en su vida o que sí poseen pero precisan mantener a lo largo del tiempo. En conjunto, en función de lo evolucionada que sea la persona, irá luchando por satisfacer desde las necesidades imprescindibles para vivir como la alimentación, respiración, descanso, sexo, homeostasis, etc. y aseguradas estas pretenderá conseguir los recursos para vivir (el trabajo), la seguridad física y salud, familiar, vivienda. Además necesita del cariño, el afecto, la amistad, la intimidad sexual.
Y así sucesivamente luchará por lograr confianza, respeto, éxito (cada uno a su manera, como todo en la vida) y autorreconocimiento. Las personas que alcanzan más evolución serán menos sensibles a la presión social, relativizarán los hechos del mundo y de la vida con más distancia, sin tomarse todo tan a pecho, serán más respetuosos hacia sí mismos y con las diferencias de los demás, lograran un criterio propio con menos prejuicios, importándoles menos otros puntos de vista ya que prefieren el suyo, siendo más originales y creativos en las valoraciones de hechos, personas y situaciones.
Lo cual les lleva a vivir una vida más plena, con más satisfacción en su sí mismo, con una dinámica de autorrealización, aplicando la necesidad y la fuerza del ser, (Maslow). Este recorrido desde lo básico hacia otros mundos de plenitud, tiene sus singularidades en función de cada sujeto, su personalidad y su potencial de inteligencia, así como de la inteligencia emocional y relacional. Además, de su historia pasada, su formación, de sus expectativas, del contexto y la época histórica en la que viva, todo ello pueden ser circunstancias favorecedoras o que interfieran para ir logrando y alcanzando los objetivos.
Vidas perfectas y redondas no existen pero es cierto y contundente que para algunas personas la vida, lo que se dice vivir, tiene un precio y una exigencia muy altos, nada les es fácil. En conjunto es la historia de la lucha por la vida. Lucha que en ocasiones sufre múltiples interferencias como pueden ser quedarse sin trabajo, condiciones familiares adversas, disfunciones y/o taras en el nacimiento y en el proceso de crecimiento y desarrollo, sufrimiento y trastornos de personalidad, experiencias altamente traumáticas, vivir en un país del tercer mundo. Y tantas otras situaciones vitales que a su vez alteran todos los procesos para conseguir ese equilibrio y satisfacción como pueden ser: la depresión, estrés, angustia, ansiedad, fobias, el trastorno bipolar, la anorexia y bulimia, adicciones, entre otros. Y algunos problemas más graves como la psicosis, la esquizofrenia.
Con lo cual se puede afirmar que esa energía vital, la fuerza, el impulso, necesita de las otras múltiples cualidades de la persona, para ir resolviendo en cada momento del proceso de vida todas las múltiples circunstancias que vayan aconteciendo, en unos momentos multiplicarán la fuerza propulsora facilitando consecución de metas y en otros, si se presentan dramas, se precisará de todo el potencial para resolverlos, y readaptar de nuevo la situación. Y es precisamente en las situaciones y/o etapas en las que surjan problemas y la persona se derrumba (la mente del sujeto suele quedar fijada y reducida al problema) cuando la gente necesita poner toda su multidimensionalidad en acción, y sobre todo dirigiendo a su mente para pensar en “soluciones”, y trabajando por lo que realmente quiere y no lamentándose y deprimiéndose por el problema. Da mejor resultado y al poner su potencial a trabajar en lo que realmente quiere, diseñando líneas de acción para conseguirlo, fluye de nuevo el impulso, la energía y la fuerza de la motivación.