El problema aparece cuando la pareja sí necesita de otro ritmo con más cantidad de encuentros, ya que el que hay no se coordina para nada con el suyo y así nace la sensación de carencia y necesidad, en este punto identifican que hay problemas de alguna índole en la relación, y de que “esto va mal”.
Por otro lado, se dan otros casos de gente que sí venía disfrutando en su vida y se apagan de forma más brusca o más gradualmente.
Este sector de la población, es probable que haya tenido en su vida algún acontecimiento o situación de las que se detallan a continuación -entre otros- y que haya sido el factor causal, desencadenante, o el factor que haya venido manteniendo esta ausencia de deseo:
estrés o agotamiento, adicción al trabajo, depresiones, ansiedad, anorexia, obsesiones, insomnio, adicción al alcohol, a otras drogas, ingesta de ansiolíticos, otros medicamentos psiquiátricos, por la toma de anticonceptivos, muertes de familiares cercanos, o de amigos, fracasos en algún proyecto, pérdidas económicas, cambios de perspectiva vital, falta de seguridad en uno mismo, falta de autoestima, obesidad, enfermedades, operaciones.
Situaciones dramáticas de la vida en las cuales uno ha desarrollado un odio al sexo opuesto. También se da esta ausencia de deseo en personas poseedoras de una autoconciencia rígida y castigadora, anorexia, obsesiones, y también se da en otras enfermedades mentales.
Gente que han sufrido acoso psicológico, abusos sexuales. Sujetos que tienen una pareja con personalidad problemática y en los que el deseo muere por completo, antes de mantener relaciones íntimas con él o con ella, en función del caso. Otras veces la pareja ha vivido múltiples situaciones de discusión o conflictos y se han dejado de gustar.
En otros casos ha aparecido alguna tercera persona que ha arrebatado la pasión a él o ella y ha descendido completamente el deseo hacia la anterior pareja. Otras veces por la adicción a internet, donde han encontrado páginas de sexo en las que realizan encuentros y se masturban en directo.
Algunas mujeres después de haber dado a luz. Y no solamente en estos casos mencionados puede existir una falta de deseo por las relaciones sexuales, hay que tener en cuenta que cada persona es un mundo y en cualquier otra condición de vida específica, también puede estar ausente.
Las personas que son conscientes de su inapetencia y que están viviendo en pareja, antes o después suelen plantearse que de no solucionar su problema a tiempo, el otro componente de la pareja va a pasar por un periodo de espera, de aguante o de paciencia, pero que llegará un tiempo en que la relación corre un alto peligro de desaparecer.
La gente sí suele pensar que si sus problemas no se solucionan a tiempo, el otro puede ligar fuera o sencillamente que se le presente alguna oportunidad y no la descarte, por un lado debido a la necesidad que tiene en ese desierto y por otro lado porque uno después de tanto tiempo, ha perdido la esperanza y se ha desencantado o el amor se ha ido.
En múltiples ocasiones también se siente rechazado porque cree que no gusta a alguien que nunca tiene ganas de él o de ella. En otras ocasiones es la persona que dentro de la pareja sí tiene deseo, la que anima a la otra inapetente a resolverlo o a plantearse qué pueden modificar entre ambos para salir de esa inercia tan destructiva.
Y así, se dan casos como el del buen paisano aquel que decía a su pareja: “te ha cambiado más el psicólogo en dos meses, que yo en veinte años”. Naturalmente no en todos los casos será así, pero los problemas cuando no se resuelven, crecen. Y luego “ la separación”.