Este autor, denominó a las mujeres que sí prefieren vivir con un hombre y crear una familia, “la mujer carnívora”. Los “herbivore men”, sí aprecian la amistad con hombres y mujeres, pero no contemplan la necesidad de mantener relaciones sexuales ni sentimentales para vivir. En investigaciones realizadas por el gobierno japonés para conocer las preferencias de sus ciudadanos, han detectado entre jóvenes que desde los años 70, descendió el número de matrimonios: 50% de mujeres y 60% de hombres viven sin pareja. Y a su vez se ha multiplicado el número de divorcios.
La autora del libro: "Los hombres herbívoros finos están cambiando a Japón", Megumi Ushikubo, afirma que dentro de este grupo de población, estarían aproximadamente dos tercios de los japoneses jóvenes. Otras encuestas realizadas en ese país, afirman que los juguetes sexuales, el cibersexo y la pornografía centran el objetivo de sus preferencias, antes que el contacto carnal en sí. El cantante Tsuyoshi Kusanagi, integrante de la banda SMAP, es uno de la nueva tribu, con múltiples seguidores. Entre los críticos, con frecuencia les describen como afeminados, o frágiles y vulnerables, si bien, mostrar las sensibilidades y vulnerabilidades de cada uno, más que ser una debilidad, es una contundente realidad de la vida, lo cual conlleva una mayor seguridad en sí mismo para exteriorizarlo, siempre que no se haga como víctima.
Algunas personas mayores y los tradicionales, consideran la necesidad de comer carne, para ser más varoniles, tener importante musculatura y temas así. Según consta en algunos foros, sí son las mujeres japonesas las que tienen un mayor atractivo para los hombres extranjeros. No ocurriendo lo mismo en el otro caso: a las mujeres extranjeras un porcentaje alto de los hombres japoneses les parecen como más suaves, o más afeminados. En Japón, la belleza masculina se había relacionado ya con lo andrógino (teatro kabuki). Aparte de las apariencias, los “hombres herbívoros”, están más cerca de desarrollar su propia identidad personal, tratando de escapar de moldes de comportamiento impuestos por la sociedad japonesa, como fueron los últimos años de excesivo consumismo. Se supone que su actual reminiscencia está en el consumo de la moda. No obstante la tendencia global de la humanidad es hacia lo andrógino, puesto que mujeres hace años que vienen desarrollando comportamientos más utilizados por hombres y hombres que vienen potenciando múltiples actitudes y conductas que antes solo realizaban mujeres. Y en cuanto al no gusto por el sexo, es más frecuente de lo que parece: el estrés laboral, entre otros aspectos, bloquea el deseo de relaciones sexuales, ocurriendo con frecuencia una alta apatía.