jueves, 19 de septiembre de 2013

COPING STRATEGIES


El afrontamiento, según Lazarus y Folkman(1984) son ”los esfuerzos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes para manejar las demandas específicas interna y/o externas que son evaluadas como excesivas en relación con los recursos de que dispone la persona”. 

Esta forma de manejar el estrés, implica la dirección de toda la situación estresante, así como del propio sujeto implicado en ello. Suele hacerse una valoración primaria analizando el evento ocurrido, si es positivo, negativo o neutro, las consecuencias presentes y futuras y el desafío a superar para el sujeto. Y la valoración secundaria, de qué recursos dispone el sujeto para solucionarlo y qué capacidades personales y relacionales tiene. 

Entre los recursos de afrontamiento destacan los medios materiales y el apoyo social. Cada persona tiene unos estilos de afrontamiento y predisposiciones personales. Entre los varios estilos de afrontamiento cognitivo, destacan la aceptación, autoanálisis, humor, poder mental, preocupación, reestructuración mental y reevaluación positiva. Hay personas con un estilo activo y vigilante, proactivas, actuando ante los problemas, preparándose. Y otras con una tendencia a la evitación, a veces la negación, pasividad y minimizan los problemas. 
En general parece que los mejores resultados se consiguen aplicando las formas activas ya que al ser confrontativo se generan más soluciones. 

El estilo de pasividad y evitación a la larga produce peores resultados. Entre otros, destacar la reestructuración mental configurando creencias y suposiciones erróneas hacia otras más eficaces. Aceptación que implica reconocer, respetar, tolerar. Preocupación, es decir con motivación, tomarse el interés y la ocupación en diseñar posibles soluciones. Reevaluación positiva, dando un significado más productivo, como un desafío para crecer y superar. Autoanálisis, autoobservación y autocrítica. Desarrollar el sentido del humor para afrontar situaciones de angustia y conflictos. Poder mental, cultivándolo constantemente y así se convertirá en una reserva natural: visualizaciones, afirmaciones, oraciones. Autocontrol emocional para dirigir esfuerzos hacia la consecución de metas. 

En resumen un afrontamiento directo implica, siempre en función del problema, desplegar acciones directas y claras. Anticiparse en lo posible. Desconexión emocional si fuera preciso. Autoafirmaciones. Planificación pensando y analizando diferentes perspectivas. Otras veces postergar las actuaciones hasta un momento más optimo, si fuera preciso. Y si se tiene oportunidad contratar un coach, entrenador personal, que ayude a trabajar en la consecución de las metas.