A lo largo de una relación de pareja, se establecen algunas pautas de funcionamiento a lo largo del tiempo que influyen en unas determinadas formas de comunicación, de ser y de estar.
Y a veces se producen hechos en la vida de las personas, por separado, que les cambian considerablemente, de ahí que ocurre con alguna frecuencia que uno de los dos cambia y no precisamente en la dirección de más convergencia, sino en sentido de divergencia, de diferenciarse del otro y construir distancias.
Si en el tiempo que han permanecido juntos desarrollaron esa forma de interacción en el pasado, nadie obliga a nadie que se siga comportando de la misma forma si no lo desea y sobre todo si ha cambiado tanto que ya no es el mismo. Lo importante es el presente. Y el actual y presente modo de ser es el que vale.
Siempre se puede y se tiene el poder de modificar las creencias, actitudes y aspectos para la evolución humana y el crecimiento, el desarrollo y ello por supuesto que influirá en la interacción, y si los nuevos aprendizajes adquiridos no se acoplan, o no encajan con los esquemas que la otra persona fue elaborando del otro durante ese pasado, y en el presente no ha tenido ojos para ver los cambios y menos oídos para escuchar la nueva personalidad de la pareja, es "su" problema, falta de adaptación, de flexibilidad y falta de amor.
Normalmente en la gente, las reflexiones, meditación y cantidades de información que se va recibiendo día a día, puede efectuar unos determinantes influjos sobre el ser de esa persona y lo que era, y los valores y creencias que tenía, se fueron transformando.
De ahí, en tantos casos que a partir de esa transformación puede llevar a la pareja un gran sufrimiento si el otro componente no se adapta o a su vez no se transforma hacia lo nuevo (que por cierto, a su vez, tampoco tiene la obligación de ser como el otro le marque o al ritmo que el otro vaya).
Las personas sí tienen derecho a vivir en coherencia con sus preferencias y sobre todo con lo que son en su presente. CUIDADO CON LAS CADENAS. ATADURAS NO ¡¡¡
Y a veces se producen hechos en la vida de las personas, por separado, que les cambian considerablemente, de ahí que ocurre con alguna frecuencia que uno de los dos cambia y no precisamente en la dirección de más convergencia, sino en sentido de divergencia, de diferenciarse del otro y construir distancias.
Si en el tiempo que han permanecido juntos desarrollaron esa forma de interacción en el pasado, nadie obliga a nadie que se siga comportando de la misma forma si no lo desea y sobre todo si ha cambiado tanto que ya no es el mismo. Lo importante es el presente. Y el actual y presente modo de ser es el que vale.
Siempre se puede y se tiene el poder de modificar las creencias, actitudes y aspectos para la evolución humana y el crecimiento, el desarrollo y ello por supuesto que influirá en la interacción, y si los nuevos aprendizajes adquiridos no se acoplan, o no encajan con los esquemas que la otra persona fue elaborando del otro durante ese pasado, y en el presente no ha tenido ojos para ver los cambios y menos oídos para escuchar la nueva personalidad de la pareja, es "su" problema, falta de adaptación, de flexibilidad y falta de amor.
Normalmente en la gente, las reflexiones, meditación y cantidades de información que se va recibiendo día a día, puede efectuar unos determinantes influjos sobre el ser de esa persona y lo que era, y los valores y creencias que tenía, se fueron transformando.
De ahí, en tantos casos que a partir de esa transformación puede llevar a la pareja un gran sufrimiento si el otro componente no se adapta o a su vez no se transforma hacia lo nuevo (que por cierto, a su vez, tampoco tiene la obligación de ser como el otro le marque o al ritmo que el otro vaya).
Las personas sí tienen derecho a vivir en coherencia con sus preferencias y sobre todo con lo que son en su presente. CUIDADO CON LAS CADENAS. ATADURAS NO ¡¡¡