domingo, 15 de septiembre de 2013

RELATIONSHIP BUILDING


En principio una célula básica del aprendizaje de relaciones sociales, es la familia. Allí la gente puede ser más espontánea, y aunque es un contexto complejo donde simultáneamente interactúan múltiples componentes, también existen unas corrientes de afecto que garantizan en general unas líneas básicas para que las personas se sienten más seguras. Lo prioritario será comenzar expresar los sentimientos, marcando sus límites y respetando los de los demás.  

El lenguaje claro y directo, sin recriminaciones por el pasado o indirectas. A su vez, de una forma asertiva defendiendo los derechos propios y de los otros. Como todo ello implica un proceso, son los padres los primeros que pueden desarrollar como pareja ya un entrenamiento previo, valorando cada uno sus preferencias, aceptando como se es y sobre todo entrenándose en ello, claridad sin herir ni perjudicar dentro de una confianza. Y esclareciendo percepciones supuestamente equivocadas por parte del interlocutor. 

A su vez interesa mucho no buscar culpables, se trata de no ir acusando o generando conflictos. Por otro lado evitar la crítica continua, siempre se consigue más y mejor clarificando lo que se desea que el otro haga de forma concreta y en un determinado espacio temporal, antes que permanecer en el pasado recordando a los demás lo que hicieron o dijeron mal o fuera de contexto y así un día y otro. En general esto último es la mejor forma de crear resentimientos y odios. Ir a lo concreto y al presente o futuro, el pasado ya no está. Hablar de los defectos y limitaciones de cada uno reconociendo las propias. Nadie se salva y sin buscar la perfección sí conviene aprovechar lo mejor de cada uno. 

Reconocerlo y valorarlo. También ayuda el centrarse en lo que se desea comunicar, aclarar, resolver, solucionar, es decir el objetivo del que se está hablando. Muchas personas cuando algo no les va, suelen atacar personalmente al otro y llegando a insultos y descalificaciones, cuando lo más constructivo en estos casos es centrarse en lo que haya que resolver y generar unas pautas hacia lo que se desea conseguir. 
La persona que hiere, humilla y agrede a la otra persona, es muy probable que sea una enferma psicológica y tiene que tratar de poner soluciones a sus problemas cuanto antes, para no destruir el equilibrio y la armonía familiar. Evitar juzgar al resto de los componentes de la familia. Son así y hay que respetarlos. Para solicitar algo que deseamos no es preciso pasar por encima de otros. En conjunto y como proceso llegar a aprender y practicar una comunicación constructiva, requiere previamente un trabajo a solas, con el sí mismo, e ir aplicando algunos aspectos básicos como ser independiente de las opiniones de los otros. 

Comprender que dentro de una familia cada componente es totalmente diferente y conviene asumirlo para no enfrentarse, evitando todo tipo de comparaciones, las personas son totalmente diversas y seres únicos. Superar el culpar o culparse, por muy delicados que sean los temas, es preferible identificar responsabilidades de cada uno para así desde ese particular poder, manejar situaciones futuras, las culpas solo llevan a la desvitalización. Evitar el silencio, la comunicación pasivo-agresiva es muy peligrosa, mejor expresar sentimientos y emociones, opinar y manifestar lo que uno valora y cree de cada asunto que se trate. Todo ello con amor, mejor.