En realidad es un proceso, y trabajando en ello regularmente, se consigue. Entre otros factores, los siguientes son claves:
Dedicar un tiempo a escribir pensamientos y sentimientos que los acompañan.
Atender y escuchar emociones, impresiones y sentimientos, evitar huir de ellos, aunque sean negativos, o duelan, conviene analizarlos.
Procurar no criticarlos ni juzgarlos, se sienten y se perciben, como sean y como vengan.
No multiplicar ni regodearse en sentimientos negativos, no alimentarlos.
Importante el estrés, conviene manejarlo y dirigirlo para no llegar a sentirse desbordados.
Fijarse en el cuerpo, escucharlo, atenderlo, sentirlo.
Observar e identificar las diferentes conexiones, o posibles relaciones entre emociones, sentimientos, sensaciones...
Identificar y gestionar sentimientos contradictorios.
Resolver y crear soluciones a los conflictos de forma positiva.
Aplicar y utilizar la ironía, el humor, la chispa para afrontar las situaciones imprevistas o los desafíos.