En las parejas hay situaciones de discusión, como es natural, debido a las diferencias y a la forma diversa de reaccionar ante cualquier situación del día a día.
El asunto más envenenado y peor, es lo que ocurre cuando se entra en conflicto y cómo se resuelve. En muchos casos la pareja se centra en argumentar y razonar sobre el objetivo del que se trate. Si es así, la pareja evoluciona y crece.
Hay otro tipo de parejas en las que esas situaciones sirven para dañarse personalmente de una forma irreversible:
Si está presente el desprecio. En esta situación de falta de respeto, en la que se ridiculiza al otro, con ironías, burlas, gestos. Se le humilla, intentando aparentar el otro superioridad. Este tipo de interacción es muy destructiva, hiere a la víctima en lo más profundo, y mata el amor y el afecto.
Cuando reina la indiferencia y se da la impresión de que el otro no importa absolutamente nada, cualquier actividad es más interesante que escucharlo y atenderlo. Una forma de decir "tu para mí no existes, no me importas". A lo largo del tiempo crea una importante distancia entre ambos y una forma de enfriamiento definitivo.
Las descalificaciones constantes ante cualquier situación de discusión, culpar a la otra persona, atacar, buscar excusas, negar, razonar todo en contra del otro y en resumen estar siempre defendiéndose y nunca aceptar su parte de responsabilidad.
Constantes y despiadadas críticas por todo, tratando de humillarlo y destruir la confianza en sí mismo, intentando generar culpas y que se desestabilice emocionalmente con los ataques hacia su persona.
Y así, en estas circunstancias, un tiempo continuado, se acaba con el amor y se mata la relación. Por ello conviene ponerle medidas cuanto antes, se trata de solicitar ayuda para Terapia de Parejas, antes de que ese amor se haya muerto.