Los procesos de pérdida de personas, estatus, bienes materiales, trabajos, frustración de ideas, creencias, son dolorosos y producen angustia y malestar. Un gran dolor en las personas.
En general el duelo es el proceso para asumir, y asimilar ese dolor, durante un periodo determinado, y reconocerlo e identificar la tristeza y la pena que surgen de forma natural, y suponen el paso previo para superarlo, y resolverlo.
Cada persona, según su forma de ser, tendrá un tipo de respuestas:
-En función de la personalidad de individuo en su conjunto.
-De las experiencias anteriores sobre pérdidas que tenga la persona.
-De la capacidad de afrontamiento, de los recursos personales y de su capacidad para la resolución de las crisis.
-El significado particular que tenga la pérdida para el sujeto.
-Los recursos de apoyo de que disponga el sujeto.
-De su estado psicológico, físico y emocional. No es lo mismo asimilar una pérdida cuando se está pasando por una depresión previa, que cuando se vive un momento más equilibrado.
Cuando los procesos de duelo se resuelven de una forma saludable y natural, la gente suele ser consciente de la pérdida, pasando por estados de tristeza, dolor, pena, sentimiento de frustración, de impotencia...
Y a partir de ahí, una gradual transformación de los sentimientos que tenía centrados en la persona o situación perdida, hacia otros intereses del mundo exterior. Es decir ir gradualmente pasando de la etapa de interiorización y refugio en el drama, hacia un desarrollo de atención hacia el afuera, buscando intereses en su entorno.
A veces el llanto, aislamiento y dolor de los primeros días e incluso mes, ayudan a superar de forma más consistente la pérdida. En caso de que pase el tiempo, entre seis meses, un año, año y medio y no se vaya mejorando, es importante solicitar terapia psicológica, para que no derive en enfermedad mental.
En general el duelo es el proceso para asumir, y asimilar ese dolor, durante un periodo determinado, y reconocerlo e identificar la tristeza y la pena que surgen de forma natural, y suponen el paso previo para superarlo, y resolverlo.
Cada persona, según su forma de ser, tendrá un tipo de respuestas:
-En función de la personalidad de individuo en su conjunto.
-De las experiencias anteriores sobre pérdidas que tenga la persona.
-De la capacidad de afrontamiento, de los recursos personales y de su capacidad para la resolución de las crisis.
-El significado particular que tenga la pérdida para el sujeto.
-Los recursos de apoyo de que disponga el sujeto.
-De su estado psicológico, físico y emocional. No es lo mismo asimilar una pérdida cuando se está pasando por una depresión previa, que cuando se vive un momento más equilibrado.
Cuando los procesos de duelo se resuelven de una forma saludable y natural, la gente suele ser consciente de la pérdida, pasando por estados de tristeza, dolor, pena, sentimiento de frustración, de impotencia...
Y a partir de ahí, una gradual transformación de los sentimientos que tenía centrados en la persona o situación perdida, hacia otros intereses del mundo exterior. Es decir ir gradualmente pasando de la etapa de interiorización y refugio en el drama, hacia un desarrollo de atención hacia el afuera, buscando intereses en su entorno.
A veces el llanto, aislamiento y dolor de los primeros días e incluso mes, ayudan a superar de forma más consistente la pérdida. En caso de que pase el tiempo, entre seis meses, un año, año y medio y no se vaya mejorando, es importante solicitar terapia psicológica, para que no derive en enfermedad mental.