En muchas ocasiones he observado en mis pacientes problemas que les interfieren en la vida y les crean muchos más, derivados de una falta de descanso acumulado, un estrés debido a la falta de sueño. Entre esos múltiples problemas, falta de erección, eyaculación involuntaria, depresiones, ansiedad y otros problemas graves.
La deprivación del sueño puede producir serias interferencias en el aprendizaje y la memoria, dificultades importantes en la ejecución de tareas que requieren una atención mantenida y focalizada, pérdida en las capacidades de elaboración y relación entre conocimientos, y trastornos del humor y del carácter como irritabilidad, impulsividad y suspicacias, incluso alucinaciones visuales y auditivas.
Durante el sueño se elaboran y restauran procesos necesarios para la integridad psicológica y física, descanso de la actividad metabólica, y esencialmente para la supervivencia y la capacidad de adaptación. El sueño permite filtrar, clasificar y seleccionar lo que se va aprendiendo durante el día.
Ya es muy importante todo lo anterior y es especialmente destacable que durante el sueño se de una reprogramación psíquica, y recuperación de los procesos emocionales y atencionales.
Los sueños cumplen además de lo anterior, funciones de aprendizaje y de consolidación de lo aprendido, que potenciaran todos los procesos de inteligencia. Y por la necesidad del cerebro de mantener su funcionamiento óptimo, el sueño se convierte en una necesidad imprescindible y básica. El sueño es el centro de restauración del desgaste de los periodos de actividad.
Sin embargo hoy la humanidad lo tiene difícil, porque hay demasiados estímulos en la vida, amigos, internet, redes sociales, televisión, lecturas... tanta abundancia requiere de una voluntad y decisión a la hora de irse a dormir. Dependerá de la capacidad de organización personal para poner límite a tanta oferta. Y priorizar el bienestar, evolución y calidad de vida que da el descanso...