El ciclo de inactividad-Tristeza, pone de relieve que las personas se sienten tristes si no reciben pequeñas satisfacciones diarias (desde las obtenidas a través de la realización de actividades, hasta las obtenidas a través de, por ejemplo, recibir atención de los demás) que les hacen mantener un estado de ánimo alegre.
Además, el hecho de estar triste lleva a sentirse progresivamente peor y a no tener ganas de realizar actividades, y sentirse más desmotivado.
Esto, a su vez, aumenta la tristeza y así sucesivamente, de tal modo que la situación progresivamente va empeorando, produciéndose una espiral de inactividad-tristeza de la que no es fácil salir.
Y en los casos de enfermedad, si además hay que depender de otras personas, cediéndoles a ellas la iniciativa de organizar la propia vida, es fácil que aparezcan sentimientos de apatía, tristeza y depresión.
A su vez, estos sentimientos negativos pueden derivar en la vida cotidiana en una "incapacidad excesiva". En general puede afirmarse que las dificultades para desenvolverse producidas por alguna enfermedad, pueden incrementarse como consecuencia de sentirse triste y deprimido.
Así, si una persona que necesita cuidados tiene además sentimientos de tristeza, probablemente tendrá más necesidad de ayuda por parte de los demás.
¿Qué hacer?
Cuando es una situación normal de soledad y tristeza, intentar:
-Tener control sobre la propia vida, ser protagonista.
-Sentirse útil, activo, deporte, relaciones, trabajos.
-Ayudar a los demás (últimas investigaciones demuestran que la gente altruista, es más feliz y vive más años).
-Realizar actividades agradables y placenteras.
-Acudir a grupos de actividades y/o asociaciones, amigos, redes sociales.
-Frecuentar las relaciones con otras personas, familia, grupos, pareja.
-Escuchar y hablar en las relaciones, estar activo y participativo.
-Fomentar la actividad física y deporte. Cuidar la alimentación y el descanso.
-Cuando la persona tiene depresión, lo indicado es acudir al psicólogo.