"La casualidad no existe", es uno de los antiguos principios que la humanidad valora, y se considera como un fenómeno que rige la vida de las personas.
Ya decía Friedrich Schiller (1.759), que "no existe la casualidad, y lo que se nos presenta como azar surge de las fuentes más profundas".
Carl Gustav Jung (1.875), aplicó el término de "sincronicidad" a "la simultaneidad de dos sucesos vinculados por el sentido, pero de manera no causal".
En conjunto alude a que los hechos de la vida, lo que ocurre, las coincidencias, los encuentros, las experiencias, tienen una relación en otros planos que no son precisamente los de la razón y de la lógica.
Coincidencias para las personas, que sí tienen un porqué, aunque mucha gente no lo valore así, ya que en primer plano, al parecer, no tienen conexión, y sin embargo en otros sí.
Aludiendo a mayores profundidades, u otros niveles emocionales, de intuición, los otros componentes del ser.
Sabiduría ajena al mundo del cerebro, que el corazón sí lo sabe.