Los síntomas que presenta el sujeto suelen ser gritos, se levanta o se sienta en la cama, suele tener los ojos abiertos, con una expresión de horror y terror.
A la vez tienen una respiración acelerada, con sudores y taquicardia, tasa cardíaca acelerada, está como agitado moviendo brazos y dando patadas.
Con frecuencia presentan como una situación de lucha o ataque contra los fantasmas o amenazas que se le presentaron mientras dormía.
Aunque tengan los ojos muy abiertos, viven un estado de confusión, en realidad no llegan a despertarse. Y esto deja perplejos a sus familiares, por el estado de pavor que perciben en el niño.
Desean tranquilizarle y hablar con él pero no lo consiguen. La mayoría de las veces no recuerdan al día siguiente lo ocurrido.
Los terrores nocturnos son trastornos del sueño y lo sufren los niños o preadolescentes. A veces se presentan en periodos o etapas de preocupación o angustia, cuando están pasando por etapas difíciles, ellos o su familia.
Los niños son muy sensibles a las emociones, y es probable que absorban las preocupaciones y temores en diferentes periodos de estrés que esté viviendo su familia.
En ocasiones de fobia escolar, o acoso escolar, pueden presentar estos episodios de trastornos del sueño.
Sería necesario en estos casos tratar de comunicarse con el niño para escuchar sus temores y así poder razonar con él.
En el caso de que esto no remita, conviene solicitar ayuda psicológica, y así ayudarle a volver a un equilibrio emocional.