Si has pasado por situaciones difíciles, que han supuesto para ti un importante sufrimiento, y te las has arreglado para salir adelante y continuar con tu vida, es probable que tus niveles de resiliencia, se hayan fortalecido.
Al fin eso es la resiliencia, capacidad de adaptación resolviendo los desafíos lo mejor posible para resolver las turbulencias e impactos vitales. Desplegar la capacidad de recuperación y no dejarse hundir por los sentimientos de desesperanza que crea el sufrimiento y los problemas.
Y tanto puede ser por traumas graves, situaciones de estrés, pérdidas y diversidad de hechos capaces de tambalear la vida de las personas.
Son las personas que con su sufrimiento y sus lágrimas, se levantan cada día, reúnen esperanzas y fe y generan ideas para solucionar, y aplican el conjunto de fuerzas que les quedan para ir organizando su vida de la forma más favorable para ellos y así remontar y salir.
Su funcionamiento psicológico en esas situaciones, se relaciona con la fuerza del pensamiento positivo, incluso en las situaciones más difíciles y dolorosas.
Y lo mejor de todo, es que les ha servido para aprender cómo organizarse y resolver para otros momentos futuros.
Una condición positiva que también se les valora es su capacidad de ser flexibles, para comprender mejor la situación, y adaptarse.
Por todo ello, su valía como personas aumentó, incluso se aprecia que no han desarrollado trastornos psicológicos, o reacciones patológicas.