sábado, 7 de diciembre de 2013

ATROPELLO CARIÑOSO / OUTRAGE WARM


En tantas ocasiones que ocurre, los padres quieren y aman a sus hijos, a su manera claro. Suelen utilizar como referencia su vida pasada y lo que ellos tuvieron o no, o vivieron o no, y en relación a ello se construyen las relaciones con sus hijitos.

Cuentan por ejemplo, que si ellos tuvieron pocos juguetes, les compran muchos juguetes y más juguetes. Si sus padres les compraban poca ropa, les llenan de ropa y si tuvieron una educación muy estricta, procuran que a los suyos todo les sea más relajado y anárquico. 

Y Precisamente la esencia de la educación no se centra en eso. Marcando objetivos, las prioridades será preguntarse, qué necesita el hijo hoy, en función de su momento evolutivo, sus características de personalidad y las metas que se desean conseguir. Potenciar lo que la persona del niño sea, no tiene para nada que ser con referencia a lo vivido por un progenitor en particular, implicaría interferir en su ser. 

Amando y queriendo al hijo pero atropellando su evolución y eso no es amor. En general cuando al hijo se le da de todo, y se es demasiado blando con él, se está favoreciendo el desarrollo de una personalidad sin consistencia y ello tiene una gravedad que se manifestará enseguida. 

Cuando el niño tiene que cumplir con sus responsabilidades escolares, le duele todo, se aburre, lo encuentra difícil y piensa que tiene que poner mucho esfuerzo en ello, va abandonando. Está acostumbrado a tenerlo todo por nada y así ahora, ¿quién se esfuerza? y ¿quién le exige?. En realidad los padres necesitan tener seguridad en sí mismos y autoestima para poderle transmitir a los hijos unos mínimos de seguridad. 

Se precisa cultivar el lugar de cada uno y el niño necesita que le respeten y cultiven su "yo", si, ya desde pequeñito. Observarlo, escucharlo y adaptarse a su nivel de necesidades es el verdadero amor. El hijo necesita un tipo de interacciones que le permitan desarrollar y crecer con un yo contenido, coherente y en su dirección particular, no desparramado. 

Un niño blando y caprichoso es una posible víctima en la sociedad, puede caer en manipulaciones de todo tipo y posteriormente ser el blanco de cualquier aspecto problemático con el que se encuentre en su vida. Si no ha configurado su yo, cualquier viento que sople, en cualquier dirección lo puede tumbar. 

Ustedes, si lo desean, que son sus progenitores, pueden, desde ya mismo intervenir e interesarse por todo lo que el hijo necesite para tener más seguridad en sí mismo, más autoestima y más personalidad. 

Es tan dura la situación... y sobre todo, real como la vida misma: el cariñoso atropello que sufrió con sus padres (eso sí, creían que le querían), está siendo predictor de otros problemas que se encontrará posteriormente en el día a día, otros atropellos. Si no hay algún tipo de intervención que lo solucione a tiempo.