lunes, 16 de diciembre de 2013

TU FUERZA INTERIOR / YOUR INNER STRENGHT (VIII)


 
CONCLUYENDO

La enfermedad, el dolor y el sufrimiento es un marco y una dinámica relacional, que activa los mecanismos comunicacionales y que pone en contacto al enfermo y al cuidador, y con ello genera las opciones para compartir la vida:

Todos somos en algún momento de nuestra vida cuidadores y enfermos.


La enfermedad es el encuentro, la excusa para la relación. De una parte el enfermo y por otra el cuidador. 


Así el cuidador puede desplegar y aplicar sus necesidades de ayuda, de compartir el dolor de la persona enferma, de acompañarle en su oscuridad y darle un poquito de luz, de permitirle sentirse entendido y acompañado, de sentirse mimado y atendido. 

Al desplegar estas funciones el cuidador se siente útil, siente que su vida merece la pena, siente que su entrega a los demás les puede ayudar a llevar su camino mejor. Tiene la oportunidad de contribuir con su granito de arena.

El enfermo siente que por un lado está sólo, que es él mismo frente a su situación, a su vida, con su horizonte –él y su propio andar por el camino- ; y por otro lado siente que está acompañado, atendido, que hay otras personas con él, que a su manera hacen lo mejor que saben y pueden para tenderle una mano, para aliviarlo en su dolor.

La fuerza interior, la resiliencia surge cuando la persona que ha sufrido la adversidad, comienza a cuidarse a ella misma: en una primera fase, su parte corporal, y progresivamente va desarrollando un trabajo interior, psicológico para aceptar la enfermedad y crecer en ello. 


Como siguiente fase, después de la evolución personal, viene la etapa de entrega a los demás.