Perversión sexual que implica alcanzar el placer recibiendo
maltratado y humillación por parte de otro, del que puede estar enamorado, o
implicado emocionalmente, o no. La persona masoquista disfruta y alcanza su
placer sexual siendo golpeado, insultado, recibiendo latigazos, pisotones,
pinchazos, insultos.
Entre los factores causales puede haber múltiples, según
cada historia personal. Sí puede haber contribuido el hecho de haber tenido
maltrato en la niñez, insultos, castigos y agresión física. En muchos casos,
aparece la necesidad de sentirse niño y pequeño, puesto que la inmadurez es el
refugio donde necesitan ubicarse, ya que las responsabilidades les abruman y
ello es una forma de decir: “haz conmigo lo que quieras, tienes en tus manos la
responsabilidad de mi vida”.
Por otro lado su sentimiento de culpa es tan
desestabilizador, que prefieren se les dañe como una vía para aliviar esas
culpas, una forma de sentir que así las eximen, las liberan y tienen la
impresión de que así ya las han pagado. Y así, para un escaso tiempo, sienten
que su obligación ya la han cumplido. La trampa principal de intentar estas
soluciones, es que este es un ciclo repetitivo ya que en realidad las culpas no
se solucionan así, y este circuito se vuelve a repetir un día tras otro, toda
la vida. Continúan apareciendo culpas y más necesidad de nuevo de ser castigado
y apaleado. Como un factor más, es evidente que ante situaciones de dolor, el
propio cerebro genera unas sustancias, de la familia de los opiáceos, y también
el sujeto puede (como las personas de estrés, entre otros) ser adicto a esos componentes
que su sistema neurológico genera.
Tienen una necesidad de autodestructividad, de ser
castigados y utilizan a un “otro como verdugo”. Cuando la otra persona es
consciente de donde se ha metido… allá él y su vida. El problema surge para los
sujetos de su entorno que han caído en la trampa, como parejas y/o jefes y se ven
haciendo de verdugos, bajaron al nivel de necesidades del masoquista. En otros
casos encajan perfectamente, la asociación sádico-masoquista.
También son personas masoquistas los sujetos que llevan el
rol de víctima, siempre tienen en su mente pensamientos de quejas, desgracias,
enfermedades, fracasos, líos. Y llegado un momento es como si tienen necesidad
de tener y de crearse siempre problemas, desgracias y enfermedades. Lo repiten
constantemente y es su modo de ser y estar.
Es peligroso tenerles cerca y formando parte de las
relaciones de cada uno, pareja, familia, amigos, compañeros de trabajo, puesto
que su necesidad de tener problemas les lleva a una asombrosa facilidad para
creárselos, unas veces más complejos que otros, y ello salpica a las personas
que tienen al lado.
Atención si tiene una persona cerca con este perfil, así es
su vida: su necesidad de destruir y meterse en problemas para sufrir arrastran
a otros. De forma consciente e inconsciente rompen, deshacen, complican, se
lían, buscan castigos, necesitan gritos y discusiones y en conjunto meterse en
sufrimiento.
A estas personas una terapia psicológica les ayudaría a
crecer, evolucionar y mejorar en los patrones disfuncionales, su falta de
autonomía y su escasa responsabilidad entre otros. Aunque les es algo difícil de
entender puesto que sus energías precisamente no van en dirección de la vida,
del bien, de la satisfacción. Van en contra: muerte¡
Y por todo ello es a las personas de su entorno a los que
les conviene andar listos, para que no les lleguen las desgracias que la mente
de la persona masoquista genera. Vidas deshechas, accidentes, meterse en
quiebras de negocios, decisiones equivocadas, drogas y alcohol para
autodestruirse, delincuencia, cárcel…
Si Ud. tiene cerca en su vida a una persona así… cuidado,
aún está a tiempo de tomar decisiones, puede elegir¡¡¡