La agorafobia se presenta en las personas como una enfermedad del miedo. Miedo a que se encuentren en una determinada situación y les de una crisis de ansiedad y no puedan recibir ayuda o sientan que les verá toda la gente, y ello es vergonzoso para ellos, sintiendo un gran miedo al ridículo. O a morir y no ser atendidos. Es miedo a los posibles ataques de pánico que les puedan dar.
Es un trastorno más del grupo de los trastornos de ansiedad, producido por miedo, y en la base de la ansiedad está el miedo a la muerte.
En general la agorafobia es una psicopatología muy incapacitante, a estos enfermos les cuesta mucho salir de casa, incluso llegarse hasta el comercio más cercano. Además tienen mucho pavor de encontrarse en lugares amplios o donde pueda haber mucha gente. Lo viven con mucha angustia.
La ansiedad y el desasosiego que les entra es tal, que van por la calle como inconscientes, y medio sonámbulos, si es que llegan a salir por necesidad, y sin poder ser conscientes del entorno e incluso a veces llegando a perder la noción espacial, casi se pierden. Y con esos niveles elevados de ansiedad, tienen muchas probabilidades de que les de una crisis.
Se vuelven hipersensibles a sus sensaciones corporales, estando pendientes de cualquier variación en el cuerpo, a veces hasta se las imaginan. Especialmente son muy sensibles a los latidos cardíacos, la respiración y otras sensaciones corporales. Con frecuencia cuando el latido cardíaco se les acelera por el propio miedo que tienen, ya creen que puede ser un infarto y que no llegarán al centro medico. Para ellos, es un horror.
Otras veces el miedo les lleva a tener una respiración muy agitada y comienzan a pensar que se pueden ahogar, que les falta el aire y que se mueren. Sensaciones de mareo, de vértigo, o de naúseas. Con este tipo se pensamientos se asustan tanto que la respiración se acelera y ahí creen que se están muriendo.
A veces incluso se llegan a desmayar, tienen sudores fríos, y se angustian tanto cuando se les presentan varios de estos síntomas a la vez, algo frecuente en las crisis, y por todo ello les entra un gran pavor. A partir de esa experiencia, es cuando intentan aislarse y evitar en lo posible distanciarse de su casa. Por si les repite.
En la consulta, se observa en los pacientes agorafóbicos, según cada caso, cómo al ir progresando van ganando terreno a la ansiedad día a día, consiguiendo pequeñas metas, distanciándose de casa, logrando ir más lejos incluso donde hay más gente. Y al ir cogiendo confianza hablar con gente y realizar viajes.
Recuerdo a varios pacientes que consiguieron ellos solos, viajar a otros países e incluso a otros continentes. Increíble para sus familiares que fueron testigos de la etapa más crítica de la enfermedad, cuando ni salían al supermercado más cercano. Ni acudían a las clases en la universidad, ni se presentaban a exámenes.
Lo más conveniente es acudir rápidamente al psicólogo especialista en psicología clínica, antes de que le den más crisis puesto que pacientes con varias crisis en poco tiempo, acaban muy convencidos de que no deben salir más a la calle y más difícil la recuperación.