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El fin de los grupos puede llegar cuando se haya complicado la cohesión grupal. El líder precisa identificar la situación para dirigir acciones y resolverlo, si en realidad desea que el grupo continúe.
Por ello para todos los organizadores de grupos, mandos intermedios, gerentes, directores, encargados y responsables de los mismos, estarán interesados en activar su capacidad de empatía, y anticiparse en lo posible.
En realidad la cohesión alude al deseo que sienten las personas que lo componen, de permanecer en él, ello es fundamental si se desea que el grupo se mantenga ya que contribuye a la participación, satisfacción y seguridad de sus miembros.
La cohesión grupal está relacionada con con el tamaño del grupo, parece en general que en los pequeños existen más probabilidades de que la gente sienta un mayor grado de pertenencia. Sí es cierto que esto se puede conseguir en grupos mayores al formarse los subgrupos. Y así se sienten más integrados y cómodos, de forma más familiar.
El estudio de los grupos pone de manifiesto que la cohesión grupal se incrementa cuando:
-Existe una comprensión clara de las metas y objetivos grupales.
-Cuando los componentes poseen actitudes y valores similares.
-Si existe interacción frecuente.
-Frecuencia a su vez, de experiencias recompensantes.
-Ausencia de personalidades problemáticas.
-La planificación de tareas que requieran actividades cooperativas para realizarlas.
La cohesión a la larga tiende a generar el estado de conformidad y uniformidad. Al compartir actitudes, valores y normas se incrementa el grado de cohesividad. Ello a veces produce un estancamiento desde la conformidad que va creciendo y así se impide la evolución del grupo.
El gestor de grupos siempre contará con las realidades que implican los factores situacionales, las relaciones grupales y las personalidades de los miembros del grupo. Si algunos miembros tienen personalidades muy patológicas sería conveniente proponerles algún tipo de terapia o de lo contrario, si es viable, mejor que abandonen el grupo.