El autocontrol es un proceso mental que
se relaciona con la capacidad para gestionar, dirigir y organizar las
actividades, interacciones con la gente y decisiones de la vida, manejando y
dirigiendo los propios estados de ánimo, emociones, deseos y comportamientos y así elegir las opciones
apropiadas para cultivar las relaciones de pareja, familia, amigos, sociales, y
laborales de la vida.
Las
causas de la pérdida de control, son múltiples. Cada persona es un mundo y
además el contexto donde se halle el sujeto, influye esencialmente.
La mayoría
de las veces que se producen los descontroles, están relacionados con las carencias
en el manejo de los impulsos agresivos, dificultades en la gestión del orgullo,
la frustración, la rabia, baja autoestima, inseguridades, la agresividad, y en conjunto, de las emociones y estados de
ánimo.
Otras veces se pierde el
control por la falta de información y la carencia de todos los datos que
configuran una situación, así como por el tipo de expectativas que se posean
sobre la vida, el mundo y sobre el “sí mismo”.
A veces tener esquemas equivocados sobre
esos aspectos, produce confusión, envidia, frustración y rabia y esto lleva a
descontrolarse. La impulsividad y el mal humor crecen y las decisiones se vuelven
muy precipitadas, eligiendo la opción que lleva al fracaso, o bien el sujeto se bloquea y al decidir no
dar el paso, también es una decisión problemática.
Otro factor clave a la
hora de los descontroles también es el agotamiento, y otras enfermedades
psicológicas como las fobias o miedos, la angustia, ansiedad, depresión,
obsesiones y el estrés. Cada alteración psicológica de las mencionadas
perjudica de una forma determinada.
En el caso del estrés, la gente suele
padecer una restricción y limitación mental muy importante ya que sus
horizontes con tanta presión pierden amplitud y las decisiones pueden estar
impregnadas de impulsividad.
Conviene lo primero para lograr más autocontrol,
revisar el tipo de esquemas mentales que uno tiene, lo que piensa sobre el
mundo, la vida, la gente, y sobre su persona. Esas limitaciones y carencias a veces crean
distorsiones esenciales en las vidas, y las personas no consiguen canalizar sus
energías de forma eficaz, siendo sus decisiones el anticipo de fracasos y
problemas.
En resumen, debido a las propias disfunciones mentales, se tienen
muchas dificultades para controlar el mínimo equilibrio personal. A su vez, otro factor
central influyente, es la convivencia o cercanía de personas tóxicas, y/o las
víctimas de situaciones de acoso psicológico y violencia doméstica, también
repercuten de forma contundente en la gente que lo vive y les genera una fuerte
pérdida de autocontrol.
Las
soluciones se van generando en un proceso constructivo, mediante lecturas, reflexionando,
y si la situación se hace más difícil, con terapia psicológica, así la persona
puede evolucionar y crecer, identificando sus trabas y problemas específicos,
solucionándolos y avanzando en el propio autocontrol.
Cuando se ha logrado un
equilibrio base en estos aspectos, la persona ya puede hacer importantes
avances, mediante la respiración, meditación, el ejercicio físico y las
visualizaciones, conseguirá un dominio de su vida.
Y atención, hay que tener en
cuenta que estas medidas por sí solas se convierten en insuficientes. Por mucha
respiración profunda, si la frustración y la agresividad es fuerte, o la
envidia, o el sufrimiento, o el miedo, o la angustia, entre otros, no
conseguirá llegar a tener autocontrol.
Así,
se convierte en esencial, desarrollar una madurez suficiente y avanzar, para
llegar a aplicar las medidas concretas como la respiración profunda, el deporte,
afirmaciones, visualizaciones y decisión con más eficacia.
Y como sugerencia, leer
sobre autoestima, confianza en sí mismo, asertividad, todo ello ayuda a la comprensión
sobre los humanos y circunstancias de la vida, y sobre todo de la propia.