Este síndrome se caracteriza por la comprensión, la tolerancia, la aceptación, y el afecto que la víctima desarrolla hacia su secuestrador. Se produce una complicidad que interesa a ambos y genera la dinámica común de salir adelante sin problemas. Uno porque quiere su objetivo y protege a la víctima y esta porque sabe que necesita colaborar para que todo vaya lo mejor posible y por miedo a otros problemas mayores que se pudieran producir, se someten siendo conscientes de que es la supervivencia lo que interesa.
El esquema de colaborar con los superiores, en muchas personas se instaura desde pequeños, en el momento que ven enfadados a los padres y esto les sirve para necesitar verles bien, en realidad supeditados a los estados de ánimo de los seres queridos. Ello puede convertirse en una forma de manipulación de las personas, poner malas caras, enfados, descontento, si el otro no hace lo que uno quiere. Una forma dañina de someter a una persona y manipular.
En general los participantes en una situación de secuestro, viven emociones y sentimientos complejos. Los secuestradores parece que comprenden a los rehenes y les ayudan a la supervivencia, (en otras ocasiones se pueden poner nerviosos y les pueden llegar a matar). Otro proceso complejo es la situación de las víctimas que apoyan al secuestrador, a la vez que muestran descontento e irritación hacia la autoridad policial.
Por otro lado al vivir un estado de secuestro, ante el sentimiento de descontrol, fragilidad y vulnerabilidad, la persona está en parte agradecida a aquellos que cuidan de ella, llegándose a sentir protegida y atendida en sus necesidades de supervivencia.
En realidad esto se puede convertir en un problema ya que la propia víctima puede llegar a ayudar al secuestrador a alcanzar su propósito, yendo incluso en contra de los familiares de ella o de la policía.
Y también el sindrome de estocolmo, se puede aplicar a personas que han sido víctimas de maltrato psicológico. Va transcurriendo el tiempo y se vuelven más inmunes al sufrimiento y al dolor y desarrollan una especial resistencia a los ataques del acosador.
Su procesamiento cognitivo en parte, se ha ido transformando para sobrevivir, y han desarrollado unas distorsiones como la negación, actúan mecanismos disociativos y tienden a minimizar los ataques del agresor.
Situaciones complicadas donde la jerarquía de valores se transforma y los humanos intentan sobrevivir temiendo a la muerte.