La violencia existe en algunos humanos de forma irrefrenable, y cuando se mezcla con amor, el cóctel puede resultar mortal. Personas que terminan en la carcel, después de asesinar a la pareja...
Aunque no conviene asustarse, son tantas las ocasiones en las que a lo largo del tiempo, ya se podía haber identificado al criminal, mucho antes del acto violento. Entre los problemas de la víctima, en la mayor parte de las veces, es por su enfermedad de "dependencia psicológica", que le impiden poderse desprender de los tentáculos del asesino.
Precisamente este es uno de los objetivos de este blog, compartir algunas reflexiones sobre los humanos, para ayudar así a estimular los aprendizajes sobre "quién y cómo son las personas con las que la gente se relaciona", y según el caso, tomar decisiones a tiempo.
La primera, cuando se trata de las personas dependientes, será solicitar ayuda psicológica, para superar ese gran problema que les puede llevar a la muerte.
Los componentes que llevan a la persona a matar, se relacionan con trastornos de personalidad, personalidades psicopáticas, con adicciones, con trastornos de celos, entre otros. Y es que con estas alteraciones de personalidad, la comunicación y las interacciones con los demás, desde siempre, han podido ser ya conflictivas, la muerte no ha sido de un momento para otro. Son personas con una psicología primitiva, tipo sádico y masoquista, armando siempre desconcierto y problemas entre los familiares.
Los que matan, son personas víctimas de su propio carácter, con mucha rabia y frustración, impulsividad y descontrol, rigidez y terquedad, inflexibles, con alto grado de fanatismo y dominancia, y trastornos de su afectividad, emociones y sentimientos.
Y cuando se configura un contexto con varios ingredientes claves, como los celos, infundados en el caso de la patologia celotípica, junto al alcohol y/o alguna otra droga, la desesperación y la violencia junto con la agresividad, se desbocan. Alcohol y otras drogas, celos y violencia, son ingredientes comunes y frecuentes en la sociedad, y es que los crímenes pasionales, ocurren con cierta frecuencia.
El alcohol, y otras drogas también, alteran los controles cerebrales y la violencia estalla, y si la persona ya no necesita mucho para explotar, al surgir algún inconveniente para su forma de ser, como pudiera ser cualquier gesto de oposicionismo, o negación por parte de la víctima, ya se preparó el desastre final...
Entre los problemas que ha venido teniendo el agresor, por su impulsividad y nula asimilación del "otro", están las dificultades para reflexionar, pensar sobre las consecuencias de su conducta, en conjunto, imposibilidad de acatar la normativa social y la moralidad del contextos sociocultural en el que vive.
Por todo ello, las personas que tienen relaciones con gente de estos perfiles, en lo posible, les interesa profundizar y asesorarse para conocer en profundidad quienes son y el riesgo que corren. En tantas ocasiones que prevenir...salva la vida...!(SIGUE...)