El lenguaje es capaz de dar vida, o de matar, crear las mejores energías, o destruirlas. No es broma, más bien es algo importante, aplica tu inteligencia y reflexiona.
Puedes dedicar tus palabras a compartir tu amor, transfórmalo en una manera de ayudar a la humanidad, cada uno desde su experiencia y sus vivencias, en tus relaciones con la pareja, la familia, los amigos, el trabajo, la sociedad.
También puedes dar tu amor cuando aplicas y compartes tus conocimientos, muchos o pocos, los que sean, en tu profesión, o en lo que haces cada día. Siempre estás aportando al mundo, las vidas son así. Si decides mejorar tus palabras y ser elegante con ellas, transformas tu vida. Y aportas a las otras vidas también.
Y en realidad sí descubriás cómo es la otra gente, te interesa saberlo para comprender con más alcance lo que dicen, cómo lo hablan, porqué lo dicen y cómo piensan. Ello te ayudará a no caer en trampas de las que luego te tengas que arrepentir.
Y no es que la gente vaya por la vida intentando poner trampas (que en ocasiones sí es así), sino porque en su propia mente puede existir la confusión y el caós, y sufren por ello, aunque a veces no sean conscientes, y en consecuencia van impregnando a las personas que se encuentran en su mundo.
Te conviene reflexionar cuales son los contenidos de lo que dices, tal vez si vas sumando a lo largo de los días, y meses, haya demasiadas horas hablando de temas perjudiciales para tí, entre otros, la crítica. Y si a esos temas les aplicas tu propio filtro de tu elegancia, sensibilidad y de tu inteligencia, puede que te arrepientas de tanta energía que derrochas.
Estás muy a tiempo de organizar tus palabras, regalar más bienestar a tus relaciones y sentirte cagado de energía con ellas.
Tal vez sea muy beneficioso usarlas para alcanzar más libertad personal, regalar lo mejor que sabes y puedes, y sentirte content@ por ello. Al fin es una forma esencial de aumentar tu felicidad y calidad de vida.