En cualquier aspecto de la vida, las personas necesitan su espacio psicológico, al fin es un territorio personal dónde vivir y desarrollarse, un espacio que el "yo" necesita para su autorrealización y su independencia, donde poder ser "uno mismo".
Y puede que se confunda en muchas ocasiones cuando por la inmadurez, o el escaso desarrollo, o los desequilibrios psicológicos, no puedan compartir su ser, combinando los espacios de ambos componentes.
Y esto no ocurre por la propia voluntad de perjudicar o fastidiar, sino desgraciadamente por carencias del ser. En el planeta nada es perfecto, y a veces se encuentran las personas con diferentes grados de evolución. Así de complicado y así de sencillo. Ya que además las evoluciones ni son paralelas, para que sigan ambos continuando con su encuentro psicológicos, ni llevan los mismos ritmos.
Lo que una persona puede que crezca en un periodo temporal, tal vez el otro necesite el doble. Y así tampoco hay sintonía.
Otras veces ocurre, lo más normal y natural, que el amor terminó, y la fe y la esperanza no hará que vuelva a ser como antes, quizás para uno tuvo un significado y para el otro diferente. Por eso las expectativas de cada uno son dispares.
Poner límites y dar por terminada la relación, es la solución en casos así, como en otros, en los que la persona tenga que llegar a compromisos o negociaciones en aspectos vitales detestables para ella. Bien sean en aspectos sexuales, laborales, familiares, de amistades...
Otra situación clara en la que conviene poner límites, es en las relaciones en las que te impidan aplicar tu vocación y potenciarla, cuando en estos casos no se sabe poner límites, puede que posteriormente la relación acabe, y esas personas se pasaron mucho tiempo estancadas, dándo su vida por lo que sentían como un gran amor, mientras el otr@, se aprovechó a otros niveles de la situación sin apostar ni siquiera por unos mínimos de calidad de vida para ambos.
En tantas ocasiones, que es urgente también poner límites al sacrificio, el amor no tiene porqué ser sacrificio, es el caso de gente que se esfuerza tanto por una pareja, y la otra parte vive cómodamente. Las satisfacciones y el bienestar son para los dos. Incluso a veces saltándose los derechos humanos por contentar al otro.
El amor no tiene porqué justificar el atropello de alguien. Las parejas son dos personas y ello significa que los dos contribuyen a esa relación, tienen su vida, su libertad, autonomía y su desarrollo y cuando una tiene que renunciar a su vida por la otra, algo (o mucho) no está funcionando para esa pareja.