La persona con agorafobia(la mayoría mujeres), tiene mucho miedo a los espacios amplios, a la calle, a estar fuera de casa, tiene pánico a que se le presente una crisis de ansiedad y que se pueda caer, desmayarse, cree que si le da el ataque puede golpearse en la cabeza y morir, y se imagina caído en cualquier sitio de la calle, le horroriza el pensar como iba a ser la situación y qué le puede pasar, quien le iba a atender y si se puede morir en medio de la calle de un infarto..., piensan lo peor.
Están tan pendientes de su propia fisiología y les asusta tanto que ligeras variaciones en su respiración, en los latidos cardíacos, les altera emocionalmente, ya que cualquier alteración la interpretan como peligrosa y como enfermedad grave. Si andan rápido y su respiración se acelera, creen que se pueden ahogar, o si aumentó su rítmo cardíaco también piensan que les dará un infarto. Si les baja un poquito la tensión y sienten un ligero mareo, que puede ser un derrame cerebral. Como se puede observar este miedo exagerado a las variaciones de su organismo, les lleva a magnificar todo como sí fuera a ocurrir lo peor, la muerte y a su vez la negatividad que han desarrollado puede con ellos, todo lo que pueda ocurrir, será lo peor.
La activación que les produce el miedo altera todas sus sensaciones corporales, no es que a todas las personas les ocurran todos los síntomas a la vez, pero simultáneamente les ocurren varios y al asustarse tanto con las ideas negativas, se les van sumando más síntomas. Las impresiones y sensaciones corporales más frecuentes, son ahogos y opresión en el pecho, dificultad para tragar, un agarrotamiento en el estómago, mareos y vértigo, cansancio, visión borrosa o deformada, necesidad urgente de ir al baño, y en conjunto y por todo ello una gran fragilidad y debilidad personal, lo cual les incrementa el pánico.
Ocurre que su miedo cada vez es mayor, si no lo tratan, y en consecuencia cada vez los pacientes van saliendo menos de casa, se va aislando más y les cuesta ir hasta la tienda de al lado e incluso hablar con los dependientes, dejan de ir a bares, restaurantes, bancos, cines, cada vez aprenden a aislarse más. Su espacio de confort y comodidad es su casa y si se distancian, se empiezan a angustiar.
En general, así es el miedo, cuanto más cobardía más crece y va aumentando y fortaleciéndose, afectando a más aspectos de la vida de la persona y por ello el sujeto se va convirtiendo en más fóbico y temeroso de todo. Puede decirse que la agorafobia no tratada, da lugar a que el enfermo se vaya multiplicando sus fóbias a todo. Y por el contrario cuando va enfrentándose a la agorafobia gradualmente y día a día, su fuerza y coraje va creciendo y produciendo en la persona cada vez la sensación de más valentía y más fuerza para ir afrontándolo todo.
Afortunadamente la terapia psicológica suele dar muy buen resultado. Recuerdo a un paciente que no salía prácticamente de casa y fue gradualmente superándolo hasta irse a vivir a Canadá, a otra que le ocurría lo mismo y se fue para Europa, y otra que igualmente no salía de casa y llego a ir, venir y viajar sola largas distancias...