La felicidad de la pareja se cultiva, tiene unas bases. En el preludio, la sesión amorosa con besos, abrazos, caricias, toques, susurros, todo ello en conjunto y en armonía, estimulan los deseos sexuales y el placer. Para el Dr. Jacques Waynberg, las citas de intimidad y relación sexual, pasan por 4 fases sucesivas: la seducción, las caricias y besos, el desnudarse y la búsqueda del orgasmo. Todo ello con gemidos y palabras.
En conjunto cada pareja destinará unos tiempos y esfuerzos a cada etapa, según sus personalidades y momento vital. El preludio amoroso lo componen estas tres fases, las caricias y besos, abrazos y el desnudarse. Las mujeres en conjunto necesitan más tiempo que los hombres para llegar a la excitación. Los especialistas señalan como media unos 20', mientras que los hombres la alcanzan antes. A veces si los hombres pasan por alto estas secuencias, la mujer se bloquea y se cierra, le cuesta alcanzar la estimulación necesaria para desear la penetración y tiene más dificultades para llegar al orgasmo.
El despertar de la sensualidad es el cultivo de los sentidos, los sabores, olores, caricias, presión, tacto, vista, es la sensibilidad humana para entender y acariciar. Son las personas más sensibles las que sabrán apreciar las solicitudes, y un saber hacer para la armonía de pareja. Y es precisamente en el preludio donde se prueba si el uno realmente significa algo para el otro, le dedica tiempo y despliega el baile de gestos sensuales y actividades eróticas que transporten a ambos al mundo del amor y la sexualidad.
El amor y lazos afectivos serán el lenguaje y el codificador de cada gesto. Desde el primer abrazo o caricias, pasando por los besos y la boca desplazándose por el recorrido corporal. Estos tiempos son claves para que las hormonas y centros nerviosos se activen y comience el deseo de la química mental y corporal para fundirse en el encuentro sexual final.
Masters y Johnson describen la situación de excitación y orgasmos, de forma diferente para hombre y mujer, admiten que para los primeros unos tres orgasmos en una hora, en general, es algo insólito, mientras que para la mujer una vez excitada, si puede conseguir cinco en esa hora. En realidad no se necesita llevar un registro cuenta orgasmos, sino desarrollar una armonía dinámica que lleve a satisfacciones.
Y en esta comunicación, partículas de cada pareja se combinan con los masajes sensuales, con la relajación y erotización, caricias más íntimas, si les gusta la felación, el cunnilinguo, la diversidad de posiciones y finalmente con el orgasmo, desmayarse de placer.
Cuando los deseos de cada uno se van compenetrando y jugando al baile del amor, se han convertido en un solo cuerpo, abandonado cada uno su ser al otro y gozando a la vez de su propio ser, sin freno, fundidos hasta el éxtasis.