Poner cuidado y atención es la principal responsabilidad de los padres, los hijos están en pleno desarrollo y evolución, tanto en los planos cognitivos como afectivos y relacionales y no saben a veces cómo portarse, ni lo hacen con mala intención, sencillamente son espontáneos. Los padres ayudan en lo que saben y siempre se pueden informar y así aprender a crear lazos de confianza y seguridad y ese será un clima psicológico óptimo para crecer en armonía.
Al comunicar lo primero que se precisa desarrollar es la escucha, la atención a los interlocutores y sobre todo entender su lenguaje, las mismas palabras en diferentes personas, no significan lo mismo.
Procure no amenazar, cuando solicite algo, puede dar razones para que se haga y manifestar sus deseos temporales. Sí amenaza con castigos o pérdidas de privilegios, puede que llegue el momento en que ya no tenga nada con lo que amenazar. El hijo se acostumbra a escuchar eso y ya no le hace efecto alguno.
Cuidar la comunicación no verbal, con las palabras se transmite un 11 por ciento aproximadamente del mensaje y con la no verbal el resto. A veces uno no es consciente y al hijo se le está transmitiendo rabia y agresividad con los gestos, en las ocasiones que hay prisas y estrés y no hace caso. En esos momentos es preferible no perder el control, ni insultos o gritos, ni humillar, y evitar crear culpas.
Ser directos y claros y no actuar con presuposiciones, o dobles mensajes, preguntar si es necesario y sobre todo intentar ponerse en el lugar del otro. Lo esperado es que cada persona, al ser diferente, tenga sus propios esquemas y puntos de vista. Evitar discusiones por las diferencias. Y en lo posible afrontar los temas, no evitarlos. En relación a las acusaciones, es preferible que si hay algo pendiente de lo que se desee hablar, proponerlo en algún momento con el fin de clarificar, no interesa estar atacando con un bombardeo de acusaciones.
Una gran fuente de problemas y que conviene evitarlo, son las comparaciones, en realidad comparar a alguien es humillarlo, como también lo es el gritar, vociferar....
Las conversaciones familiares dan la oportunidad de exteriorizar sentimientos y emociones. Un buen momento para escuchar sin juzgar. A veces cuando uno habla en la familia de sus puntos de vista o sus vivencias, los demás se pueden sentir culpables, como si se hubieran sentido acusados. Respetar las otras expresiones y sobre todo, ni ridiculizar ni juzgar.
Crear una comunicación positiva es muy constructivo, anima el ánimo y sobre todo ayuda para hacer caso y obedecer. Evitar el empecinamiento por cualquier detalle en cosas intranscendentes, ya que puede que las discrepancias aumenten y se vaya montado una gran discusión por nada. Mantener el buen humor dentro de lo posible ayuda. Siempre que se dé la ocasión pida disculpas, aquí nadie es perfecto.
Y en el ambiente de actitudes constructivas y buena disposición y motivación, siempre se consigue mejorar la comunicación familiar, especialmente la de padres a hijos.
Y en el ambiente de actitudes constructivas y buena disposición y motivación, siempre se consigue mejorar la comunicación familiar, especialmente la de padres a hijos.