Desde los primeros momentos de vida, la psicomotricidad es fundamental para el desarrollo conjunto del niño, es la acción de relacionar el movimiento y la psique, es el movimiento humano. Por medio del entrenamiento en los movimientos, el niño avanza eficazmente en un desarrollo global, y beneficia al desarrollo de la inteligencia, la afectividad y la confianza y seguridad personal en su acción mente (psique), movimiento (motriz) sobre el medio ambiente, ya que es el niño con su cuerpo, su sí mismo el que actúa. La persona conjunta con su cuerpo y su mente en acción.
Dedicar al niño un tiempo para estimularle en este campo en los primeros momentos de su vida, es como potenciarle y multiplicarle la inteligencia. Además también se aplica en el mundo de la psicología como técnicas y estrategias para estimulación temprana, corrección de problemas.
Gracias a la psicomotricidad, el niño es consciente de su espacio y su mundo personal, quién es y qué papel tiene dentro del grupo, así aprende a definir su mundo y respetar el de los demás.
Desarrolla los sentidos, su capacidad de sentir y percibir el entorno y toda la información que eso implica. Y conocer su cuerpo y las posibilidades de este.
Con el movimiento expresan sus sentimientos y emociones, se convierte en una forma de comunicación para ellos.
Descubren con la psicomotricidad su poder creativo sobre el medio ambiente, sus capacidades y limitaciones y ello les va configurando el marco de lo real.
Contribuye al desarrollo de la inteligencia general del niño, potenciando su capacidad de razonamiento espacial, lógico, simbólico, mecánico y a su vez factores como velocidad, espacio y tiempo. Y gracias a la psicomotricidad aprende el desarrollo de movimientos que le servirán para todo en la vida, desde escribir, aplicar multitud de gestos y acciones instrumentales, comunicarse... el movimiento es vida...