El orgullo se presenta conteniendo el autoritarismo, la crítica y el menosprecio de los demás, suelen ser personas que cogen muchos rebotes y viven con muchos momentos de mal humor.
El orgullo tiene también la parte positiva de la propia valoración, como autoafirmación y necesidad de valorar lo propio.
Es frecuente que tengan envidia de otros, y critican mucho a los envidiados.
Suele ser escasa su empatía, teniendo dificultades para comprender las vidas de los demás, quizás porque se sienten como referencia y centro. Todos los demás suelen ser defectuosos ante sus ojos, ellos, no. Es frecuente que les cuesta admitir sus errores. Les cuesta mucho pedir perdón.
A veces la gente se siente mal ante el orgulloso ya que necesita dominar a cualquier precio. Incluso faltando al respeto.
Pueden sentirse heridos al interpretar actitudes de otros como falta de respeto hacia ellos, incluso sin haberse dado cuenta la persona, le pueden dirigir sus ataques, mientras que hubiera sido más civilizado, hacerle ver al otro en qué se equivocó.
Puede ser probable que con frecuencia, sienta pánico a la vida y a sí mismo, y que es aliviado en parte (al menos en su mundo de fantasías), infundiendo miedo e inseguridad a los demás.
La persona orgullosa, tiene sus paradojas, inseguro, con carencias de autoestima, no valora sus potenciales y su equivocada estrategia suele ser descalificando a los demás y utilizando el desprecio.
El orgullo está intrincado en la forma de sentir de las personas con soberbia, marcado de vanidad y arrogancia, y con las carencias de tolerancia y comprensión, por ello con su altanería tiene escasa empatía, y con su altivez se sienten tan superiores que suele ocurrir que las personas del entorno acaban sintiéndose incomprendidas y menospreciadas.