La imaginación forma parte de los procesos superiores del individuo, y combina factores externos, internos y elaborados por el propio sujeto. Se forma y se desarrolla en la mente y se configura como una representación, y es percibida por los sentidos de la mente.
En la imaginación contribuyen todas las dimensiones, todos los procesos sensoriales y mentales, como la creatividad, la memoria, la información, las expectativas, el mundo emocional, las relaciones entre imágenes, conceptos, y en conjunto con los potenciales de cada uno.
Un potencial extraordinario para anticiparse a situaciones, objetos, vivencias y construir planes, soluciones o inventos.
Tiene componentes abstractos porque utiliza todos los contenidos de la mente, según cada caso y no necesita de lo concreto. Y también en otras ocasiones juega con lo concreto.
La imaginación es la fuente de la fantasía, que cumple las funciones de componer, generar y crear de todo lo existente y lo inventado, transformando los problemas y creando soluciones. Es el arte del pasado, del presente y lo futuro, de lo real e irreal, de lo tangible e intangible.
Los artístas, ingenieros, arquitectos, biólogos, periodistas, inventores, empresarios, médicos, policías, investigadores, literatos, informáticos, cocineros, y todo el conjunto de personas que forman parte de una sociedad, tienen su potencial de imaginación y pueden desarrollar a su vez, si se lo proponen y lo desean, ese potencial.