Cuando te relacionas de cerca con alguna persona, tienes que tener cuidado, tal vez veas demasiado, y por ello te conviene saber que puedes abrir algunas heridas, desordenar algunas cosas y también curar y cerrar otras.
O puede que enciendas una luz, o apagues otras. Por ello, antes de tocar nada, te conviene pedir permiso.
Y sobre todo elige que lo que tu hagas ahí, sea constructivo, sea para ayudar, para poner en orden, para el bien de la persona, no se trata de interferir en su mundo, en lo que sí les funcionaba.
Son aspectos de otra vida, y si te acercas con amor, y aunque te den permiso, no tienes derecho a llevarte nada, déjalo estar ahí, no es tuyo.
Muchas personas llegan a la vida de otros para cerrar los vacíos que otros dejaron, que no seas tu el que dejó el corazón roto. Cuando tengas que irte procura cerrar heridas, que todo quede claro y sin hacer daño, con tu sensibilidad y tu derecho a elegir.
Ayudando en lo que puedas.
Y si te parece, amplía tu perspectiva, el estar en la vida de alguien, no tiene porqué ser para siempre. Es el momento de pensar que lo que allí veas y lo que allí hagas, tenga un punto común, que sea tu amor, tu sello, el que permanezca...
Que donde estés y te encuentres te permita estar satisfecho de que al fin tu recorrido con esa persona, fue para bien, que diste mucho y que el tiempo que habéis compartido, sea un tiempo de luz, de paz, de satisfacciones...