Para fluir más rápido conviene trabajar en las propias creencias, resolviendo las más limitantes, y ayudarse de las más potentes.
Las creencias son puntos de vista que uno tiene, pensamientos internos que ha consolidado a lo largo de su vida, son como sus propias teorías sobre la vida, el mundo, la gente.
Y el problema está en que actúan restringiendo la amplitud de visión de la gente. Son como filtros que controlarán la realidad de la persona, si esta no está atenta a una mayor objetividad.
Conocerlas es lo interesante, ya que al tener una parte inconsciente, la gente no sabe de su existencia. Sin embargo vive subyugado a ellas y sufre sus consecuencias.
Saber más de tus creencias para vivir mejor. Esa es la clave. Te conviene mucho fijarte en lo que haces, a qué le das prioridad en tu vida, seguro que detrás de cada acción hay una o varias creencias que lo sustentan. Unas te dan vida y otras te la fastidian...!
Como tú puedes pensar, las más postivas, tus mejores creencias, tienen esa parte tan interesante para ti, te ayudarán ya que se convierten en principios de acción que te van facilitando el camino.
Avanzar...?, dar el paso...? Tú puedes si lo deseas.
Actúa en la dirección que necesitas, una y otra vez, y así también vas a generar tus propias creencias potenciadoras de la dirección elegida.
Y sí, al entrenarte en ellas, repetirlas y poner entusiasmo y emoción, las fijarás especialmente en tu insconsciente, serán como hábitos que vayas desarrollando y después vivirás con ellos de la forma más fácil.
Eso le ocurre a tantos artístas, científicos, profesionales, y para otras actividades que tantas personas eligen cada día. Al fin ayudados por sus creencias, se entrenan, repiten sus pasiones y así avanzan y consiguen sus objetivos, sus mejores deseos...