lunes, 3 de agosto de 2015

LOS SUEGROS & PAREJA / PARENTS IN LAW & COUPLE



Para tener más felicidad y concordia, hay que proponérselo. Las parejas tienen sus momentos de alegrías, de fiesta, y también de desafíos y tristezas. Y a partir de esa panorámica, conviene ser realistas.

En los tiempos de necesidad y para pedir ayuda, parece lo más natural contar con los familiares más cercanos, los padres de ella y/o de él. Y después de satisfecha la necesidad, ahora, cómo progresa la relación...? 

Es obvio que algunas personas con escasa confianza en sí mismos, tal vez carecen de sensibilidad para las relaciones con otros y les cueste mantener una comunicación positiva.

La familia de ambos está ahí, en el mejor de los casos, y la comunicación y las relaciones saludables, que aporten lo mejor a la nueva pareja, se pueden conseguir gradualmente, y en un proceso positivo se cultivan y se lograrán buenas amistades.

Se tienen en cuenta, se les habla, se les visita y sobre todo, también es necesario poner límites en los momentos precisos, cuando sea necesario y de forma cortés. Al fin los límites cumplen la función de facilitar las relaciones saludables. La pareja está aprendiendo, y los padres también.

El respeto de cada miembro de la pareja a los padres del otro, forma parte también del respeto que se le tenga a él.

La educación, cortesía y paciencia ayudan a que todos vayan buscando su lugar. A veces a los padres se les va enseñando a ocupar su sitio, y permitir las relaciones sin que haya intromisiones, con la suficiente flexibilidad para establecer visitas y sin normas rígidas. Cuando la intención existe, se consigue.

La frecuencia y los tiempos de estancia, los pueden organizar entre todos, y siendo claros pueden estar satisfechos.

Una de las claves está en concebir que no se puede esperar de nadie, que sea idéntico a los patrones mentales de otros. Tienen derecho a ser ellos mismos, tanto unos como otros.

A veces en la terapia psicológica de pareja, se consigue hacer de mediadores para que abran vías de encuentro y conciliación.

Y sobre todo porque sí hay alguien en la familia que se puede beneficiar, y mucho, de las buenas relaciones entre padres y abuelos, estos son los nietos. Los niños disfrutan de las visitas a los abuelos y la vivencia familiar. Les ayuda a desarrollar la inteligencia emocional y social. 

Y la interacción con los abuelos es un factor central para que los niños vayan asimilando los conceptos abstractos de espacio y tiempo. En conjunto, contribuye al desarrollo de su inteligencia.

Al fin el amor va en todas las direciones, de pareja, familia, hijos, hacia la sociedad. Las personas que deciden desarrollarlo, aplicarlo y multiplicarlo, son más felices. Y la vida les sonríe.