Las personas que sufren estos trastornos de personalidad, suelen tener altos grados de ansiedad anticipatoria y miedos que les hacen pasarlo mal, antes, durante y después de las situaciones de la vida que tratan de evitar.
Considerando que cada persona es un caso y cada uno lo sufre a su manera, suele haber unas características comunes.
Padecen en general escasa confianza en sí mismos, inseguridades y complejos de inferioridad. Son hipersensibles a las críticas, gestos, y miradas de los demás, están convencidos de que no gustan.
Al creerse que no valen, se siente torpes, incapaces e ineptos. Piensa que las personas en los grupos y contextos sociales, nunca se interesarán por él.
Le duele mucho y siempre está pendiente de ser ridiculizado o que su persona o actuaciones sean puestas en tela de juicio.
Evita también situaciones sociales nuevas, por los temores de sus sentimientos y complejos de inseguridad.
En sociedad son inhibidos y muy cortados, prefieren ser como invisibles, por la ansiedad y los temores que tienen creen que su comportamiento no va a ser correcto y se ponen más nerviosos aún, y entonces cometen más torpezas. Por ello suele evitar los contextos interpersonales, incluso los estudios y el trabajo, convirtiéndose el problema para ellos en un auténtico calvario.
Busca actividades en solitario, con gente de confianza o familiares, y evita situaciones con personas con las que cree no va a gustar o no está seguro de ser aceptado.
Estas personas cuando se deciden al tratamiento psicológico, suelen reaccionar muy favorablemente y conseguir superar sus problemas.