Y como decía ayer, cada persona es un mundo y diseña su vida como puede y como más le conviene.
Así, hay muchas personas que no desean olvidar a su ex, prefieren montarse la vida de una forma satisfactoria, con o sin nueva pareja, y que su ex, esté ahí como un amigo más, sencillamente como su ex.
En realidad tienen un sentimiento de comodidad, sin sentirse limitados, y tomando las decisiones que van surgiendo. Si hay hijos los comparten de forma civilizada y asumiendo en la vida su nueva situación.
No todas las relaciones fueron desastrosas ni tienen un desenlace fatal. A veces no se producen grandes turbulencias, el amor se fue apagando, diluyendo, aunque la familiaridad continúa. Porque hay personas de naturaleza pacífica, que han asumido con madurez su nueva situación, y no pretenden crearse rencores ni frustración y rabia, para tener luego que vengarse.
Son las personas que demuestra la madurez y el equilibrio de aceptar las situaciones que la vida les trae, y toman una actitud positiva ante ellas. No están dispuestas a crearse dramas, sino a vivir lo mejor posible. Con o sin pareja.
Y si aparece un tercero o un cuarto en el horizonte vital, no les impide tener un tiempo para encontrarse y hablando de los hijos, tomar algo juntos.
A las vidas de estas personas a veces también ocurre que ha llegado la armonía y la paz, sienten gran satisfacción al verse liberados de lazos amorosos, y es el caso de personas que valoran tanto la independencia, que tener que vivir cuando estaban en pareja, sin la autonomía, les ha hecho sufrir. Como si dijeran "fuera lazos, fin del sufrimiento".
Por ello después de la separación, se sienten contentos de recuperar su espacio y su tiempo, por tener una vida de más libertad y autonomía, sin culpabilizar al otro por el tiempo que estuvieron juntos.
Parece que viven en el agradecimiento al mundo y a la vida, y sobre todo a sí mismos, por recuperar el espacio de su "yo", estando separados.