La gente cree con frecuencia que tener
pareja le convertirá en alguien muy feliz. Y cierto que una parte de alegrías y
satisfacción traerá a las vidas. Y así es, lo que ya implica unas actitudes más
infantiles, es esperar que la felicidad provenga exclusivamente de ahí.
Hay tantas personas que
esperan les lleguen junto a la pareja, el pack total de fantasías e ilusiones,
su autorrealización, su bienestar, la dirección de su mente y sus emociones. Y
esto son expectativas vacías.
Cuando nace el enamoramiento, el amar y sentirse
amados y una pareja comienza la convivencia, tienen asegurados momentos de
placer y felicidad. Y hay ocasiones para el optimismo y el sentirse plenos.
Y
todas las personas responsables y maduras saben que las relaciones forman parte
de las vidas, como es normal, también con sus vaivenes y por ello si la
relación interesa, hay que cuidarla.
¿Hay tantas personas responsables y
maduras?, es probable que se requiera una mezcla de múltiples factores a la
vez, que proporcionen la energía y motivación suficiente para ello. Lo más inteligente es que
cada miembro de la pareja se preocupe de su felicidad en principio, es la mejor
forma de estar preparado para hacer feliz al otro, y darle lo mejor.
La
gente sabe lo interesantes que pueden ser algunos días y lo frustrantes que son
otros. Diferencias, malos entendidos, posicionamientos contrarios ante
acontecimientos diversos. Y sencillamente desafíos inherentes al transcurrir
vital.
Por ello echar la culpa de la propia infelicidad, el malestar, las
decepciones de la vida, y/o por expectativas erróneas, puede envenenar una
relación y sobre todo, la propia vida.
Las personas con inteligencia práctica,
suelen aplicar una dinámica de vida útil, por ello tratan de obtener valor de
lo positivo, separan rápidamente lo que no vale, lo negativo, y son resueltos.
Más que intentar cambiar al otro, que suele ser un error, se centran en lo
mejor, en el famoso "que podemos hacer con lo que tenemos, con lo que
disponemos". Y no andar obsesionados con la tortura de fantasmas de lo que
no existe.
Las personas con una
conciencia crítica y perfeccionistas que tienden a centrarse en los fallos o
limitaciones, lo tienen algo más difícil, porque su mente está como
teledirigida para pillar errores. En realidad estos tienen que realizar un
proceso de aterrizaje al mundo real. Perfectos no hay nadie.
Ni su pareja, ni
por supuesto, ellos mismos. Si
alguien desea una pareja más feliz, lo tiene claro, inteligencia práctica, con
tantos factores que implica, dinamismo, resolución y hacia adelante.
Quedarse
parado en la prehistoria de la relación, para echarle la culpa a la pareja de
algo que no supo o no hizo, parece esperpéntico, como si formara parte de un
sadismo personal que se tiene que centrar en algo para castigar, para odiar.
Por ello es muy
interesante que las parejas finalicen y terminen, nadie tiene que estar
sometido a los influjos emocionales de alguien que acose por un pasado. Y al
fin estar subyugado al pasado es una regresión, no se está en el presente.
Y a
la otra parte de la pareja le conviene volar para vivir sin las cadenas del
acoso, que se le intentan imponer. Si deseas vivir en pareja feliz, tienes
que saber volar. Si hay una realidad satisfactoria donde los dos tratan de
equilibrar sus emociones para aportar lo mejor a la vida del otro, de acuerdo.
De lo contrario puedes pasar el resto de tu vida pensando, sintiéndote culpable
de no ver al otro feliz, y de paso desperdiciando tu vida.
No hay peor pérdida de
tiempo y energías, que las que se aplican en tratar de hacer feliz a alguien
que no está preparado para ello. Aquí es donde tu vuelo te dará aire, libertad
y sobre todo poder disfrutar de tu felicidad, tu vida.