Valor que cada
persona tiene y siente por y hacia sí mismo y que ha ido elaborando a lo largo
de su vida. El nivel de autoestima influirá en todos los aspectos de su vida e
interacciones con los demás. Y potenciará o no la capacidad para el desarrollo
de la persona en su conjunto, habilidades, la frustración o satisfacción, el
desarrollo de metas y objetivos, todo lo que signifique su vida. Existen múltiples
estrategias para elevar la autoestima, en función de cómo se encuentre la
persona y del resto de habilidades y potencial con el que cuente. Entre otras,
están:
Conocerse a sí mismo, sus pensamientos,
creencias, valores, actitudes, aptitudes, vivencias, expectativas, y en
conjunto limitaciones y habilidades.
Atender,
identificar y focalizarse en las
características positivas, lo que sí sabe hacer, lo que sí vale, las
cualidades, y las vivencias y experiencias positivas, para valorarse y quererse
más.
Interactuar
aplicando con los demás lo mejor de uno, de forma
asertiva (respeto hacia sí mismo y a los demás, sin agresividad ni pasividad),
para lograr mejorar las relaciones o si fuera preciso finalizarlas.
Ir
consiguiendo relacionarse
consigo mismo y con los demás de forma sincera, honesta y abierta, siempre
estableciendo sus prioridades y preferencias, sin sentir imposiciones de
personas ni de contextos o situaciones.
En la
autoestima intervienen a su vez dos componentes esenciales del ser, el autoconcepto
o concepto de sí mismo, que implica la consciencia del “yo” como ser individual.
Es el conjunto de creencias y sentimientos que se tienen respecto de uno mismo
en un momento dado de su vida. Se ha ido elaborando a través de los años y
formándose a partir de percepciones e
interpretaciones, particularmente de reacciones ajenas, e impacta y dirige el
comportamiento de la persona tanto hacia el sí mismo como para los demás.
Sus componentes tienen que ver con las sensaciones, emociones, sentimientos, experiencias, motivaciones, aprendizajes, afectos, familia y la imagen corporal, la identidad personal, constituida por la coherencia con uno mismo, el propio ideal o expectativa, y la identidad moral y ética.
Sus componentes tienen que ver con las sensaciones, emociones, sentimientos, experiencias, motivaciones, aprendizajes, afectos, familia y la imagen corporal, la identidad personal, constituida por la coherencia con uno mismo, el propio ideal o expectativa, y la identidad moral y ética.
Y otro componente de la autoestima es la imagen
corporal, que se va adquiriendo a lo largo de la vida, por el proceso de
maduración evolutiva del cuerpo, físico,
y por las emociones, sensaciones y concepto que uno va teniendo de su propio
cuerpo, la imagen que ve él y que proyecta en los demás, concepto psíquico de su
cuerpo.
Y ambos interactuando día a día, forman un mismo proceso que contribuye en resumen a la percepción del propio cuerpo, a las reacciones de los demás a la apariencia propia, y las interpretaciones que uno hace ante esas reacciones de los otros.
Y ambos interactuando día a día, forman un mismo proceso que contribuye en resumen a la percepción del propio cuerpo, a las reacciones de los demás a la apariencia propia, y las interpretaciones que uno hace ante esas reacciones de los otros.
Las personas que desarrollan una autoestima
más elevada contribuyen al mejor funcionamiento de las relaciones y la sociedad
y siempre consiguen para ellos mismos una vida más saludable y feliz. Si hay
algo esencial y muy determinante que contribuya a la autoestima, son las
relaciones familiares que se establecen desde el nacimiento y especialmente el
trato que dan los padres al hijo.
Y la carencia de autoestima contribuye a desarrollar múltiples enfermedades y problemática mental.
Y la carencia de autoestima contribuye a desarrollar múltiples enfermedades y problemática mental.