LAS TÉCNICAS DEL/LA PERVERSO/A:
El/la acosador/ra (que previamente suele tener importante patología) utiliza unas técnicas muy sutiles:
Tremendamente crítico, nada le está bien (proyecta en la gente y en el mundo su propia frustración), desprecia, dice sin decir, gestos, malas caras, miradas, ironía, teoriza sobre otros y de paso hace daño a la víctima. Esto llega como un dardo al corazón de la víctima que lo sufre en silencio.
Otras veces utiliza el desden, los insultos, las faenas silenciosas, cambia los significados de lo que dijo y le da la vuelta. Miente. Aplica la maldad para destruir al otro. Atropella.
El objetivo del/la acosador/a es destruir a la víctima, desestabilizándole psicologicamente, presionando para que caiga en una enfermedad mental o depresión, como un vampiro, chupándole la vida y la energía, incluso deseando que llegue al suicidio.
La víctima: en este caso es un papel que le han impuesto, que no ha elegido. Al estar en una trampa lo sufre. Soporta al otro elemento de la pareja que le ha roto sus sueños y con ello el corazón, el alma.
“Este escenario se da en el marco de una familia aparentemente normal”.
Quien tiene ahí pasión por hacer el amor, ¡que amor!, ¿sexo con el verdugo?, con el corazón roto. No. Ese ser en cuerpo y alma, la víctima, no puede mantener unas relaciones placenteras. El amor es fuerza y energía por la vida, es la fuente que genera transformación. Alguien que es un/una acosador/ra psicológico, que va intentando sembrar la destructividad y la muerte no puede ser un buen amante, será alguien frío y calculador que va a satisfacer una simple descarga instintiva y ni siquiera sabe abrazar, dar cariño, tocar.
No sabe lo que es el amor. Amor es compartir y desear tanta felicidad para uno como para la pareja. Gano yo, ganas tú. Pero estos modos de funcionamiento no existen en la mente del perverso, para el perverso el “otro”, no existe. Solo existe “él mismo”, por y para él.
EL DRAMA DEL PERVERSO.
El/la narciso/a perverso/a no puede hacer el amor porque la sola intimidad le/la desestabiliza. Le horroriza la relación cercana. El tu y yo, cuerpo a cuerpo, le enferma, porque no tiene “yo”. Es su vacío. Solo está preparado para las relaciones más superficiales. Carece de estructuras mentales para comprender y soportar la fusión amorosa, así atacando a la víctima, se mantiene en su distancia.
LA FUNCIÓN DEL PSICÓLOGO:
La víctima es la que suele pedir ayuda, para su depresión, su estrés, para sus problemas de pareja.
El acosador/ra no siente el problema, piensa que él/ella siempre tiene razón. Son los demás los que están equivocados. El/la perverso/sa, ante los demás, tiene que mantener su imagen, siempre es perfecto/ta. En su interior –si lo tiene-, siente el vacío, que quiere suplir dañando. Realmente es una estrategia muy equivocada para componerse uno psicológicamente.
El/la acosador/ra (que previamente suele tener importante patología) utiliza unas técnicas muy sutiles:
Tremendamente crítico, nada le está bien (proyecta en la gente y en el mundo su propia frustración), desprecia, dice sin decir, gestos, malas caras, miradas, ironía, teoriza sobre otros y de paso hace daño a la víctima. Esto llega como un dardo al corazón de la víctima que lo sufre en silencio.
Otras veces utiliza el desden, los insultos, las faenas silenciosas, cambia los significados de lo que dijo y le da la vuelta. Miente. Aplica la maldad para destruir al otro. Atropella.
El objetivo del/la acosador/a es destruir a la víctima, desestabilizándole psicologicamente, presionando para que caiga en una enfermedad mental o depresión, como un vampiro, chupándole la vida y la energía, incluso deseando que llegue al suicidio.
La víctima: en este caso es un papel que le han impuesto, que no ha elegido. Al estar en una trampa lo sufre. Soporta al otro elemento de la pareja que le ha roto sus sueños y con ello el corazón, el alma.
“Este escenario se da en el marco de una familia aparentemente normal”.
Quien tiene ahí pasión por hacer el amor, ¡que amor!, ¿sexo con el verdugo?, con el corazón roto. No. Ese ser en cuerpo y alma, la víctima, no puede mantener unas relaciones placenteras. El amor es fuerza y energía por la vida, es la fuente que genera transformación. Alguien que es un/una acosador/ra psicológico, que va intentando sembrar la destructividad y la muerte no puede ser un buen amante, será alguien frío y calculador que va a satisfacer una simple descarga instintiva y ni siquiera sabe abrazar, dar cariño, tocar.
No sabe lo que es el amor. Amor es compartir y desear tanta felicidad para uno como para la pareja. Gano yo, ganas tú. Pero estos modos de funcionamiento no existen en la mente del perverso, para el perverso el “otro”, no existe. Solo existe “él mismo”, por y para él.
EL DRAMA DEL PERVERSO.
El/la narciso/a perverso/a no puede hacer el amor porque la sola intimidad le/la desestabiliza. Le horroriza la relación cercana. El tu y yo, cuerpo a cuerpo, le enferma, porque no tiene “yo”. Es su vacío. Solo está preparado para las relaciones más superficiales. Carece de estructuras mentales para comprender y soportar la fusión amorosa, así atacando a la víctima, se mantiene en su distancia.
LA FUNCIÓN DEL PSICÓLOGO:
La víctima es la que suele pedir ayuda, para su depresión, su estrés, para sus problemas de pareja.
El acosador/ra no siente el problema, piensa que él/ella siempre tiene razón. Son los demás los que están equivocados. El/la perverso/sa, ante los demás, tiene que mantener su imagen, siempre es perfecto/ta. En su interior –si lo tiene-, siente el vacío, que quiere suplir dañando. Realmente es una estrategia muy equivocada para componerse uno psicológicamente.