El hábito o comportamiento compulsivo de la tricotilomanía implica arrancarse el pelo el propio sujeto cuando está tenso, nervioso, agitado, estresado, deprimido... en función de cada caso. A veces es en la cabeza, otras en las cejas u otras zonas del cuerpo. Y los intentos de los familiares no consiguen frenar esa manía, cortándole al adolescente o joven el pelo, poniéndole algún gorro si es en la cabeza, etc... Las estrategias de control externo suelen fallar, a no ser que la persona sea muy coqueta y tenga una voluntad férrea para que no se rían los compañeros de clase, estos por desgracia lo suelen utilizar para burlarse y acosar a la persona que lo sufre. En muchos casos no lo dan controlado.
El problema añadido que tienen las personas con tricotilomanía es que se observa desde fuera y viven con la presión social, deseando esconder su calvario. En ocasiones van arreglando con maquillaje si son las cejas, y en la cabeza con pelucas.
En algunas ocasiones hay una patología psicológica grave detrás de estos hábitos compulsivos.
Muchas veces han asociado al comportamiento un tipo de situación y cuando están en ella automáticamente empiezan, algunos cuando están viendo televisión, otros cuando se meten en la cama, o cuando se ponen a estudiar. A veces la costumbre es comérselo, algunas veces lo tragan y otras lo mastican y luego lo escupen.
En esta enfermedad al arrancarse el pelo, las tensiones internas se liberan, y ceden hasta dentro de un rato. Forman parte de comportamientos autolesivos, mutilaciones y castigos, cuando es en la cabeza se observan zonas de manchas blancas irregulares, y aunque se lo corten en extremo, se arreglan con las uñas haciendo de pinza. Lo importante es que cuanto antes se ponga en tratamiento porque si se permite que se instaure como un hábito antiguo, luego la terapia psicológica será más larga.
Una paciente, aproximadamente 11 años, contaba como se centraba tanto en lo que estuviera haciendo, estudiando, leyendo... que lo de arrancarse el pelo, ni se daba cuenta, hasta pasado un rato, decía que como si estuviera ida pensando en otras cosas, y que lo hacía como sonámbula.
Cuando fue creciendo en autoestima y aumentó su seguridad, fue superando la ansiedad y estrés y el comportamiento autoagresivo de arrancarse el pelo, cedió. En este caso eran cejas y en la cabeza.
El problema añadido que tienen las personas con tricotilomanía es que se observa desde fuera y viven con la presión social, deseando esconder su calvario. En ocasiones van arreglando con maquillaje si son las cejas, y en la cabeza con pelucas.
En algunas ocasiones hay una patología psicológica grave detrás de estos hábitos compulsivos.
Muchas veces han asociado al comportamiento un tipo de situación y cuando están en ella automáticamente empiezan, algunos cuando están viendo televisión, otros cuando se meten en la cama, o cuando se ponen a estudiar. A veces la costumbre es comérselo, algunas veces lo tragan y otras lo mastican y luego lo escupen.
En esta enfermedad al arrancarse el pelo, las tensiones internas se liberan, y ceden hasta dentro de un rato. Forman parte de comportamientos autolesivos, mutilaciones y castigos, cuando es en la cabeza se observan zonas de manchas blancas irregulares, y aunque se lo corten en extremo, se arreglan con las uñas haciendo de pinza. Lo importante es que cuanto antes se ponga en tratamiento porque si se permite que se instaure como un hábito antiguo, luego la terapia psicológica será más larga.
Una paciente, aproximadamente 11 años, contaba como se centraba tanto en lo que estuviera haciendo, estudiando, leyendo... que lo de arrancarse el pelo, ni se daba cuenta, hasta pasado un rato, decía que como si estuviera ida pensando en otras cosas, y que lo hacía como sonámbula.
Cuando fue creciendo en autoestima y aumentó su seguridad, fue superando la ansiedad y estrés y el comportamiento autoagresivo de arrancarse el pelo, cedió. En este caso eran cejas y en la cabeza.