La onicofagia, o la manía de morderse las uñas, está relacionado con problemas de ansiedad y preocupaciones, baja autoestima, inseguridad, falta de confianza en sí mismo... y una visión de la vida y el mundo negativa y pesimista. Las personas que lo sufren están la mayor parte del tiempo dándole vueltas a la cabeza rumiando sobre contenidos negativos, pensamientos de miedo a que algo vaya mal, o lo que ocurrió que no les gustó.
A veces no solo muerden y se comen las uñas, sino también las cutículas y pieles de la zona, y en algunos casos se arrancan trocitos y quedan como despellejadas. Y otras veces les va creciendo el extremo del dedo con forma redonda, más ancho que el resto, quedando deformado.
En general todo ello configura un síndrome, o complejo de síntomas de nerviosismo y ansiedad y depresión y la persona que lo sufre no tiene la onicofagia únicamente, sino el conjunto de patología psíquica, como automutilaciones, falta de control de impulsos...
Además del peligro de infecciones y enfermedades por la cantidad de gérmenes que tienen las uñas, al producirse heridas se multiplica la exposición a infecciones. Esto no es lo más grave, sino el sufrimiento mental por la ansiedad y la angustia que la persona tiene, y lo que de ello se deriva. Disminución del rendimiento académico. Sufrimiento, que se va agravando. Otros hábitos compulsivos. Fumar. Beber. Drogas. Problemas y fracasos en relaciones familiares, de amistades, pareja, laborales, etc...
Como factores causales predominan la desestabilización por ansiedad y angustia que lleva a estos sujetos a una necesidad de autocastigo por no ser tan perfectos como desearían.
El problema afecta aproximadamente a un porcentaje de adolescentes de casi el 50%, permaneciendo en menor número de casos hacia las edades adultas, en un 20 a 30 % y disminuyendo en los adultos mayores.
Para las personas que sean observadoras, en general, al identificar a una persona con este problema ya conocen más aspectos de su interior. Si pueden ayudar, mejor, recomendando terapia psicológica, ya que cuanto más tiempo se exponga la mente a estos pensamientos deteriorantes, más se instauran en la persona y más difícil para el tratamiento.
A veces no solo muerden y se comen las uñas, sino también las cutículas y pieles de la zona, y en algunos casos se arrancan trocitos y quedan como despellejadas. Y otras veces les va creciendo el extremo del dedo con forma redonda, más ancho que el resto, quedando deformado.
En general todo ello configura un síndrome, o complejo de síntomas de nerviosismo y ansiedad y depresión y la persona que lo sufre no tiene la onicofagia únicamente, sino el conjunto de patología psíquica, como automutilaciones, falta de control de impulsos...
Además del peligro de infecciones y enfermedades por la cantidad de gérmenes que tienen las uñas, al producirse heridas se multiplica la exposición a infecciones. Esto no es lo más grave, sino el sufrimiento mental por la ansiedad y la angustia que la persona tiene, y lo que de ello se deriva. Disminución del rendimiento académico. Sufrimiento, que se va agravando. Otros hábitos compulsivos. Fumar. Beber. Drogas. Problemas y fracasos en relaciones familiares, de amistades, pareja, laborales, etc...
Como factores causales predominan la desestabilización por ansiedad y angustia que lleva a estos sujetos a una necesidad de autocastigo por no ser tan perfectos como desearían.
El problema afecta aproximadamente a un porcentaje de adolescentes de casi el 50%, permaneciendo en menor número de casos hacia las edades adultas, en un 20 a 30 % y disminuyendo en los adultos mayores.
Para las personas que sean observadoras, en general, al identificar a una persona con este problema ya conocen más aspectos de su interior. Si pueden ayudar, mejor, recomendando terapia psicológica, ya que cuanto más tiempo se exponga la mente a estos pensamientos deteriorantes, más se instauran en la persona y más difícil para el tratamiento.