La tercera causa de muerte entre los jóvenes es el suicidio, siendo la depresión la enfermedad más frecuente. Al menos el 20% de los jóvenes sufren al año, problemas de salud mental, la depresión y ansiedad son las predominantes.
Entre las conductas suicidas detectadas, se presentan en sujetos que han sufrido maltrato familiar o escolar, con unos ciertos grados de personalidades impulsivas, pertenecientes a familias en las que son frecuentes entre otros problemas, los conflictos familiares. Y además de todo ello los que sufren acoso psicológico, también llegan a veces a suicidarse.
La mayoría de las muertes se producen por intentos de suicido fallidos, debidos a la ingesta de medicamentos. Por otro lado los accidentes de tráfico también están relacionados con el suicidio, son comportamientos autolesivos.
La presencia de depresión en este rango de edades, entre 10 y 19 años (OMS, Ginebra), tienen unas consecuencias devastadoras en la humanidad, la disminución del rendimiento escolar, implica el truncar el desarrollo, abandono de estudios y formación, acceder a diversos tóxicos como alcohol y drogas, mantener comportamientos de riesgo como práctica de sexo sin preservativos, de hecho han llegado a representar el 40% de los casos nuevos de infección por VIH el rango de edades entre 15 a 24 años (OMS, 2009).
La depresión influye en llevar una vida de autodestrucción. Es la muerte en vida, los jóvenes se sienten desmotivados, sin interés por los estudios y por la vida. Esta enfermedad mental complica las relaciones del joven a nivel familiar y de amigos. Y repercute físicamente produciendo más fragilidad para las enfermedades.
Es responsabilidad de los padres interesarse por el estado del hijo, y ponerle a tratamiento psicológico cuanto antes. Además de por el bien del hijo, por su propia satisfacción de tener al hijo sano, ya que cuando los padres ven sufrir a un hijo, para ellos también se convierte en un drama, se sienten frustrados e impotentes de no poder ayudarle.